En tránsito

eduardo / jordá

D iagnóstico

EL otro día estuve escuchando una conversación entre dos personas inteligentes, a una de las cuales conozco desde hace años. Al final, esas dos personas se encogieron de hombros y se despidieron encomendándose a Podemos. "Veremos a ver si nos sacan de ésta", dijo uno. Y el otro respondió con un suspiro: "Ojalá, porque si no, no veo cómo vamos a salir del agujero". Todo eso me sorprendió mucho, porque esas dos personas -inteligentes y viajadas, repito- estaban hablando de Podemos no como un mero instrumento político, sino como una especie de deidad con poderes taumatúrgicos. Una deidad, por ejemplo, que fuese capaz de neutralizar la terrible mutación social que estamos viviendo desde que la economía se ha globalizado y cada vez hay menos trabajo productivo en Europa.

Pero en cierta forma es normal que sea así. Podemos -y sobre todo Pablo Iglesias- ha sido la única persona que se ha atrevido a explicar lo que nos estaba pasando en sus didácticas intervenciones televisivas. La realidad es muy terca y muy compleja, pero él la ha sabido simplificar y resumir en unas pocas fórmulas que defendía con el mismo ardor con que los buenos curas, en otros tiempos, predicaban el catecismo ante los librepensadores: "La crisis la han creado los bancos", "la casta corrupta tiene la culpa de todo", "hemos vivido una estafa", "vamos a gobernar para la gente". Si se mira bien, todas estas fórmulas son de una simpleza abrumadora (la realidad es mil veces más compleja que estas simplificaciones tramposas, aunque todas contengan una parte de verdad), pero nos las hemos tragado porque todos estamos tan angustiados por la grave situación económica que necesitábamos que alguien nos diera una clave y una esperanza. Y cuando el PP de Rajoy se ha mantenido en un silencio bochornoso, y el PSOE e IU no han sabido encontrar nada nuevo que decir, el discurso machacón de Podemos se ha convertido en el nuevo dogma de fe que mucha gente ha adoptado a ciegas. Y a esto hay que añadir el efecto movilizador que han generado sus promesas -muy necesarias- de recambio generacional, al igual que las enormes expectativas que ha creado como nueva y colosal agencia de empleo. Porque no debemos olvidar que los partidos políticos, en España, son ante todo gigantescas agencias de colocación.

Y así hemos llegado a la situación actual, en la cual dos personas inteligentes se encomiendan a Podemos igual que los marineros se encomiendan a la Virgen del Carmen cuando hay tormenta. Mal asunto.

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