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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

De ídolo grande a gran botarate

Con lo bien que jugaba al fútbol y lo espantosamente mal que hace todo cuando no anda con botas de tacos

NO hacía falta su ración de revanchismo de la otra noche en Montevideo para que el mundo se diese cuenta de que el de la mano de Dios es un impresentable que se ha confirmado a diario desde que se quitó las botas de tacos. El tío hubiese merecido haber muerto con las botas puestas para pasar a la posteridad con el renombre que mereció en el campo, pero ahí anda haciendo el más espantoso de los ridículos con sus sobredosis de zafiedad y con un desconocimiento futbolístico que, aunque no nos coge de sorpresa, bien pudo haberlo mantenido oculto de haber sabido cuáles son sus limitaciones.

En un alarde de ingenio el diario argentino Olé ya le dice al ridículo personaje Diego Mamando Maradona. Eso en Argentina, su país, ese sitio donde le perdonaban todo y donde puede que, al paso que lleva, se quede sin un palmo de terreno donde vivir tranquilo. Al de la mano de Dios ya no hay cristiano que lo aguante y lo de la otra noche en el Centenario fue de lo más grotesco que se ha escenificado en sala de prensa alguna. Y lo que no comprendo es cómo el tipo pudo continuar su retahíla, cómo no se quedó solito con sus gestos, sus procacidades y el ridículo de sacar el ventajismo más abyecto tras el sainete que había pegado su equipo en el campo.

Y es que, además, esa explosión de chabacanería la soltó tras un partido deplorable de Argentina. Ahora ha tomado Blatter cartas en el asunto y seguro que va a cobrarse afrentas antiguas de un ídolo caído que se comporta como cuando era el auténtico mesías del fútbol de la contemporaneidad. Hay que ver la ocasión que perdió el hombre cuando Grondona le dio el cargo de seleccionador argentino y no lo rechazó, que conociendo a todos los personajes de esta astracanada no tendría nada de extraño que fuese un regalo envenenado para ver si se calla de una puñetera vez. Valiente botarate, con lo bien que jugaba y lo horrendo que es en todo lo demás.

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