Desde mi córner

Luis Carlos Peris

En el inicio de un gran invento

Cincuenta y cinco ediciones después, está archidemostrado que el Trofeo Carranza fue magnífico para su época

FUE una gran idea, sobre todo por el tiempo en que surgió. Era una España surcada por caminos de cabras y que tenía en la radio, aun caprichosamente silenciada, el medio de comunicación más eficaz. Era un país que intentaba salir de un tiempo de posguerra que se alargaba más de la cuenta y en el que el fútbol empezaba a ser el lenitivo más contundente contra la depresión. Y surgió un torneo de verano para darle lustre al estadio que sustituía al viejo Mirandilla para el fútbol gadita. El trofeo llevaría el mismo nombre que el estadio, el de Ramón de Carranza, el padre de José León, el alcalde que había parido dicha idea.

Era el verano de 1955 y, como idea de sevillistas que fue, nada mejor que fuese el Sevilla de Helenio Herrera el que abriese el fuego de una justa no siempre amistosa y que cumple ahora su quincuagesimoquinta edición. Se cumplen, por tanto, cincuenta y cuatro años de un buen invento, de un invento propio para un tiempo en que para saber cómo jugaba Sanfilippo había que ir a Cádiz. La aldea no se había globalizado y sólo el Carranza te permitía conocer las maneras de esos futbolistas que uno conocía sólo por el Marca. Y el Sevilla estuvo también en Cádiz desde el primer momento para ligar un trío de triunfos que sería el cimiento de un gran torneo.

Ahora ya no tienen estos torneos el predicamento de entonces y el Carranza sobrevive tras haber pasado tiempos procelosos, que si una vez hubo de trasladarse a San Fernando por una desaplicación jardinera, en otro se salvó por la campana que tocó el hombre que hace y, sobre todo, deshace en el Betis. Hoy arranca un nuevo Trofeo Carranza y me imagino a Cádiz en el corazón de esa explosión de vida que en agosto se le hace habitual. Todo empieza con un Cádiz-Dépor y aunque las cosas no son como cuando eran hace medio siglo, el Carranza es de las pocas justas veraniegas que conservan muchas de esas esencias que lo hicieron grande en el verano futbolístico.

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