Las dos orillas

José Joaquín León

Como una inocentada

HAN confundido el Domingo de Ramos con el día de los Santos Inocentes. Estaban las calles andaluzas abarrotadas, con el público viendo las Borriquitas y demás cofradías, cuando los más enterados comentaban:

-Chaves se va de vicepresidente del Gobierno con Zapatero y dejará de ser presidente de la Junta.

Entonces los menos enterados suponían que era una inocentada mala y a destiempo. Una cosa es que el Gobierno se mosqueara cuando las cofradías protestaron por la ampliación del aborto y otra que manipulen la Semana Santa con estas cosas. ¡Qué falta de respeto! El Peña y el Masa cantaban en Cádiz cuando estalló la primera guerra de Iraq, que ya no respetaban ni el Carnaval. Pues fíjense éstos. Todavía peor. No respetan ni la Semana Santa, que debería ser sagrada.

No se recordaba otra noticia igual desde el Sábado Santo de 1977, cuando el Gobierno de transición de Adolfo Suárez legalizó al PCE. Eso ocurrió un 9 de abril. Pasado mañana se cumplirán 32 años, un poco menos de los que lleva Chaves como presidente de la Junta. Algunos lo bautizaron como el Sábado Santo Rojo. Pero fue diferente. Aquel acontecimiento se tomó como un milagro de los gordos, poco antes de que empezara la Vigilia Pascual. Una demostración más de que los ateos del autobús están equivocados.

Que Chaves deje la presidencia de la Junta también se debe considerar milagroso. Se va tal como llegó, 19 años después, sin que nadie le gane unas elecciones. Se va como El Cid Campeador del PSOE andaluz, que ganó sin bajarse del autobús. Pero no del autobús de los ateos, que Chaves siempre ha sido respetuoso con los creyentes, y hasta adquirió para sede el antiguo Seminario de Sevilla, sino que el todavía presidente de la Junta, ¡ojo a este detalle!, se irá, si es que se va, como un campeón invicto. Más campeón que Arenas.

Pero se podía filtrar otro día. No hacía falta que fuera en un Domingo de Ramos. Se ha perdido la buena costumbre de que los políticos no hagan nada durante la Semana Santa. Esa era otra de las cosas buenas que tenían estos días, entre tantas como hay. En los últimos años nos habíamos acostumbrado a que Zapatero se recluyera en Doñana, el paraíso del lince ibérico, previo paso por Sanlúcar de Barrameda, donde dicen que conoció a Bibiana Aído, ¡qué casualidad, a la vera misma de los linces! Zapatero se reunía con la alcaldesa sanluqueña, Irene García, para comer unos langostinos, aprovechando que es tiempo de ayuno y abstinencia, y no hacía nada de particular. Pero desde que habla con Obama y posan juntos, está intratable. Hasta se ha llevado por delante a Manuel Chaves en el AVE, sin respetar siquiera que era un Domingo de Ramos.

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