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josé Caballos

La izquierda que necesitamos

EL 26-J optaremos por Sánchez o Iglesias para relevar a Rajoy que presenta récords históricos: 100% de deuda; los sueldos bajaron 30.000 millones por su reforma laboral; deja la hucha que heredó de ZP a la mitad y un agujero de 15.000 millones en la Seguridad Social…

Podemos nació del cabreo por la crisis, pero el PSOE fue el más votado el 20-D por los de abajo: el 30% de los hogares que ingresan menos de 900 euros al mes. Podemos fue el más votado por los de arriba: el 35% de hogares que ingresan más de 4.500 euros, según el CIS. Ya tiene historia: en dos años cambió tantas veces su programa que no son fiables. En enero de 2015 el Gran Demagogo bramó en Atenas: "Syriza, Podemos. Venceremos". Syriza ha rescatado los bancos, agilizado desahucios, recortado pensiones un 30%... ¿Quién es ahora el héroe o el traidor? ¿Tsipras, ZP? Y después del 20-D, tras pedir votos a "los socialistas de corazón" para "ni por activa ni por pasiva" mantener a Rajoy, se unió con él para impedir que el PSOE presidiera el Gobierno. Eso sí, después de la "cal viva" con la que intentó difamar a Felipe González y cuestionar la S y la O de nuestras siglas. Provocación inútil: el PSOE sigue siendo el más votado por los obreros cualificados, sin cualificar y jornaleros del campo desde 1977 (CIS). Y, si para que Iglesias tenga votos en Cataluña hay que conceder a independentistas como Colau el derecho a la secesión o volver a una España con territorios de primera y segunda, con Andalucía que no cuente. No vamos a tirar el 28-F al basurero de la historia. Necesitamos una izquierda seria: igualdad de oportunidades sin merma del esfuerzo y mérito de cada uno; Estado de bienestar y economía social de mercado, pues del capitalismo salvaje o la utopía comunista nada podemos esperar. Una izquierda con experiencia de gobierno que cree riqueza y la reparta, no la teatral, irresponsable, que vende quimeras o nos divide en bandos irreconciliables. Gobernamos 21 años porque la gente quiso. Y aún con errores pudimos, nosotros sí, hacer una España mucho mejor para todos.

Nadie como el PSOE para lograr acuerdos a izquierda y derecha: reformar la Constitución, asegurar las pensiones o mejorar el empleo. Sin transversalidad no habrá Gobierno estable ni reformas progresistas aceptables por la gran mayoría. Si con peores antecedentes pactamos la Transición, ¿por qué no ahora? Las soluciones vendrán desde la centralidad, no desde los extremos. Si no lo hacemos así añadiremos crispación a los problemas que tenemos sin resolver ninguno.

Hasta 1977, los anteriores 175 años se resumen en cuatro guerras civiles, dos repúblicas, siete constituciones, dos largas dictaduras militares, represiones políticas masivas, golpismo y terrorismo… Con estos antecedentes PSOE y PCE, Felipe y Carrillo, CCOO y UGT, sirvieron al país y a los trabajadores, consolidaron la democracia: descalificarlos es una infamia.

La polarización Rajoy-Iglesias busca poner el foco donde les conviene. Sin embargo, situados por una gran mayoría en los extremos ninguno tendrá la confianza suficiente para presidir el Gobierno. El 26-J se votará reformar España, no romperla. El cambio a mejor sin involución reaccionaria ni saltos al vacío. Cada uno elegirá con libertad, pero bajo su responsabilidad, qué camino tomará España. Rajoy, por sus hechos, omisiones, mentiras, falsas promesas y deslegitimado para la regeneración que necesitamos, ha sido el peor presidente de la democracia. Rechazado por todos los partidos salvo el suyo, sólo el PSOE puede presidir un Gobierno de cambio progresista, solvente y seguro.

Hace 30 años cierta izquierda, confusa ante el rumbo que debíamos tomar en el referéndum para seguir en la OTAN respondió: "Sí, pero con mi voto en contra". Hoy, en la apoteosis del postureo y tras lo ocurrido en el mundo y España desde 1986, a la pregunta de "si de su solo voto dependiera ¿haría presidente a Iglesias?", esa izquierda diría "no, pero con mi voto a favor".

Somos muchos los que pensamos que a las viejas, pero no obsoletas, banderas de libertad, igualdad y fraternidad, hay que sumar la de la responsabilidad.

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