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Paisaje urbano

Eduardo / osborne

El laicismo

EL grupo de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sevilla, con el respaldo de Participa Sevilla (Podemos, para entendernos), llevó al Pleno el pasado viernes una moción que lo instaba a adoptar una posición claramente laicista en su relación con la Iglesia, proponiendo fundamentalmente el cese de las representaciones civiles en actos religiosos y que las calles no tengan nombres relacionados con la Iglesia. Este debate ni es nuevo, ni por sí mismo rechazable (en democracia cualquier grupo puede formular sus planteamientos, faltaría más), ni en principio afecta a la supresión de ninguna tradición o manifestación religiosa, o al menos eso se han apresurado a aclarar sus promotores.

Este laicismo de corte francés que plantea IU nunca ha tenido aquí gran predicamento, principalmente por la estrecha relación de nuestras principales manifestaciones religiosas en la cultura popular. De las buenas relaciones entre los políticos socialistas que nos vienen gobernando y la Iglesia se podrían escribir artículos y hasta alguna tesina, y si alguna vez no pudieran salir con su chaqué en las procesiones no duden que lo sentirían más los primeros que la segunda. Nada han de temer, pues, los especialistas en rasgarse las vestiduras digitales. Como era de prever, el Grupo Socialista votó en contra de la moción, y seguro que veremos a don Juan Espadas con su vara el Domingo de Ramos delante del palio de la Hiniesta.

Posiblemente la corriente de indignación que han provocado ésta y otras posiciones (el apoyo a la procesión de marras, con o sin enmienda, es sencillamente impresentable) esté a medio camino entre la desinformación provocada por la manipulación interesada de unos y la provocación gamberra de otros, pero pienso que las personas religiosas y cofrades harían (haríamos) bien en considerar que la ciudad es mucho más amplia de lo que a nuestros ojos parece, que los tiempos del nacional-catolicismo están sobre todo en las hemerotecas, y que tal vez haya algo de patrimonialización invasiva de la ciudad en ciertas actitudes y actuaciones que ya no cuentan con el apoyo social de hace pocos años.

En éste como en otros temas, siempre estaré junto a los que defienden la libertad de los ciudadanos, también la religiosa. Pero si para eso hay que increpar a concejales y subirse a una escalera abrazando en vano la foto de una Santa, a mí, desde luego, que no me apunten a esa cofradía.

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