Esta miniliga, tan decisiva, se le va a hacer muy larga al Betis. Ayer en San Mamés volvió a mostrar esa cara de equipo timorato que lo condujo a la derrota en un primer tiempo lamentable. Su falta de intensidad le impidió contender con el rústico Athletic, que se encontró con un gol de rebote fraguado en la debilidad defensiva del equipo de Rubi, sobre todo en lo que concierne a los flancos, donde ni Emerson ni Pedraza hacían la raya.

Un gol muy tempranero que iba a condicionar tanto la tarde que el Betis tardó una enormidad en aparecer. Sus escarceos antes del descanso fueron tímidos a excepción de dos incursiones de Fekir y una de Emerson que bien pudo señalizarse como penalti. Pero la imagen del equipo no era buena, jugaba andando y parecía que aquello le iba una higa. Debilidades consabidas atrás aparte, el equipo se desplegaba al trantrán y sin argumentos para cambiar el rumbo de la tarde.

Mejoró en la segunda parte al aparecer con más convicción Canales e intervenir más provechosamente Fekir y hasta sufre un posible penalti. El atribulado Rubi inserta gente en aras a mejorar aquello y lo cierto es que el Betis se adueña de la situación. Pero este bisiesto cabrón no ha venido torciendo por la causa, desde luego que no. El equipo supera en casi todo al Athletic, pero no corren tiempos para la lírica bética y el colmo de los desatinos se va a dar en los últimos minutos.

Enésima jugada conflictiva, y sin que Yuri se haya tenido que ir tras una hora de ilegal en cancha, para que el infortunio se cebe una vez más. Un vicegol que acaba en penalti mediante VAR, apenas queda tiempo para el final y Canales falla su primer penalti de bético sacándola del estadio. Muy larga se le va a hacer al Betis esa miniliga que tiene por delante. A nueve del descenso, veinticuatro puntos son muchos puntos los que están en el aire, sobre todo cuando del Betis se trata.