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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Los leales a la camisa de manga corta

La cofradía es extensa, con personajes muy variopintos que merecen un reconocimiento en el creciente imperio de la chancla

Camisa de manga corta

Camisa de manga corta / M. G.

Fue el presidente Aznar el que puso de moda entre el peperío patrio el uso de la camisa con las mangas largas cuidadosamente remangadas. Todos los varones (con uve) del partido mimetizaron esa costumbre como hicieron con el pádel. ¡Anda que no se hartó Óscar González-Barba de apuntar a nuevos socios en el Club Antares! La de rodillas que se han quedado maltrechas de aquellos años. La camisa de manga corta  comenzó a ser relegada, mal vista, considerada como prenda secundaria. No olviden que en aquellos años también cayó el uso de la cubana o guayabera. Todo tan absurdo como son las modas. El otro día veía a Javier Arenas con camisa de manga corta en la junta directiva provincial y le celebré que fuera fiel a su uso. Ahora es cuando hay que seguir las costumbres de siempre. Quizás por eso hay quienes perduran en el tiempo y quienes son arrastrados por el paso de los años. Creo que la clave de Arenas es la camisa de manga corta. La usan sevillanos como Alfonso Guajardo-Fajardo, Ignacio Medina, Jesús Pérez Saturnino, Francisco Cuéllar Lafita, Paco Toscano, Manuel Ruiz de Lopera, los canónigos Ángel Gómez Guillén y Luis Rueda, el fotógrafo Fernando Salazar.. Se podría ampliar la lista hasta completar varias Aldabas. El tramo de los usuarios de camisas de mangas cortas es extraordinariamente largo. Resisten contra viento y marea (buen restaurante de Cádiz capital), ¿verdad señores Jesús Ybarra, Jacobo Beca y Eusebio León?

Hay hasta quienes la usaban con chaqueta como el recordado Hugo Galera, que almorzaba en el salón del Aero de la Avenida con ese atuendo marcado por su elegancia personal. Hoy se para usted un momento a ver los peatones de una calle y ya le resultará difícil contemplar una camisa y hasta un mero pantalón largo. ¡Si todo parece el paseo marítimo de Matalascañas o Chipiona! Por eso hoy adquiere especial valor el uso de una prenda que cada día se cotiza más y más. No extraña que haya cada vez menos sastrerías y cada día menos tiendas de muebles. Ikea ha fulminado los comercios de muebles clásico, una tendencia donde han incurrido los hoteles que nos venden como cinco estrellas y en realidad don de tres y media, pero el personal pica en el cebo con el cuento de la modernidad. Y cuando ven un cinco estrellas de verdad se preguntan por qué el “operador” no les recomendó eso antes. Sólo hay que comprobar que el legado de un maestro sastre como Rodríguez Ávila, elegante por sencillo además de por señor bien vestido, es hoy motivo de muestra en el Museo de Artes y Costumbres Populares. La camisa de manga corta es ahora la resistencia popular a la chancla.

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