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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Las leyes deshacen el trabajo policial

¿Puede comprenderse que la prisión permanente de un yihadista se redujera a 16 años y que cumpliera 8?

Tras el atentado de Londres, como otras veces, veo responsabilidades gubernamentales y judiciales. El terrorista que asesinó a dos personas e hirió a tres -podrían haber sido más de no producirse la valiente reacción de los ciudadanos que repitieron con mejor fortuna la heroica acción que costó la vida a Ignacio Echevarría en este mismo lugar hace dos años- era el joven de 28 años Usman Khan. ¿Un desconocido para la Policía? ¿Un emboscado lobo solitario? No. Un viejo conocido de la Policía y los jueces. Había sido detenido, juzgado y condenado en 2012 por pertenecer a una célula inspirada por Al Qaeda, planear un atentado con explosivos en la bolsa de Londres y organizar un campo de entrenamiento para terroristas en la Cachemira paquistaní.

Como Europa es tan, tan, tan garantista y humanitaria, primero fue condenado a prisión permanente revisable. Después se revisó la sentencia y fue reducida a 16 años de los que sólo cumplió la mitad, dejándosele en libertad con el único requisito de llevar un identificador electrónico y asistir a sesiones de reeducación. El éxito de ambas medidas se evidenció el pasado viernes: justo antes de cometer los asesinatos había acudido a un seminario organizado por la universidad de Cambridge en Fishmonger's Hall, junto al Puente de Londres en el que cometió su fechoría. El seminario trataba sobre la rehabilitación de exconvictos y se llamaba "Aprendiendo juntos".

Todo parecería una broma siniestra de no tratarse de la realidad, haber sido asesinadas dos personas y encontrarse otra en estado crítico. ¿Puede comprenderse que la prisión permanente de un yihadista se redujera a 16 años y que de estos cumpliera 8? ¿Que se dé a terroristas el tratamiento de delincuentes comunes? ¿Que con sus antecedentes se le dejara circular libremente con un identificador electrónico? Ninguna gracia me hace Boris Johnson, pero sobrado de razón está al afirmar: "Debemos abandonar la costumbre de permitir que los autores de graves delitos salgan pronto de prisión. Hay que reforzar el cumplimiento de las penas impuestas a criminales peligrosos, especialmente si son terroristas. Creo que es lo que quieren los ciudadanos".

Comparto con nuestro editorial de ayer que el trabajo de los servicios de Inteligencia y los cuerpos policiales europeos es excelente. Pero no se puede decir lo mismo de los legisladores y los jueces.

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