PREGUNTAR no es ofender y le preguntaría a Felipe González que por qué el PP debe cambiar de caballo si en las dos elecciones frustradas llegó el primero a la meta. ¿Por qué los perdedores se ven legitimados para poner condiciones? Y resulta curioso que González, harto de estar harto de que en su partido no le echen ni puñetera cuenta, haya virado ciento ochenta grados. Harto de decirle al iluminado que encabeza el PSOE que se abstenga de una puñetera vez, viendo el poco éxito de su conseja le pide al equipo que ganó que cambie de capitán. Y en ésas estamos, sin Gobierno y oyendo imbecilidades a granel, como las del comunista que con una clientela que cabe en una berlina se hace paladín de la limpieza. Y aquí, ladies and gentlemen, sólo puede presumir de honesto el que nunca tuvo ocasión de mangar, pues quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.