CATALUÑA se tira a la calle para pedir la independencia y Rajoy dice que eso es un lío. Más plácidamente, casi de manera romántica, Juan Ignacio Zoido afirma que tiene a Sevilla en el alma y en la cabeza. El invitado de ayer al Foro Joly ejerce mucho más de alcalde de la capital de Andalucía que de candidato a la Presidencia de la Junta. Muchísimo más. De hecho, no se le adivina ningún interés en aspirar al sillón de San Telmo. Además de un análisis superficial de la situación que vivimos, en su intervención no dejó muchas pistas sobre su pensamiento ni sobre su estrategia regional. Eso sí, aparca, de momento, su empeño en reclamar un estatuto de capitalidad para Sevilla. De momento es una expresión que pusieron de moda los nacionalistas. A principios de los 90, el presidente Pujol pidió la cesión de la recaudación del 15% del IRPF, "de momento". A finales de los 2000, los catalanes reclamaron el 50% del IRPF, "de momento". Ahora exigen, "de momento", un pacto fiscal como el vasco.

El término le viene como anillo al dedo al estilo dubitativo y galaico del presidente Rajoy. Él no iba a subir el IRPF, ni el IVA, de momento. Pasado el instante en el que lo afirmaba, cualquier momento era bueno. Prometió que no habría que pagar el IVA de las facturas antes de haberlas cobrado, pero "de momento" no le ha dado tiempo de implantar el nuevo sistema. Los pensionistas andan con las carnes abiertas, porque "de momento" no piensa tocarlas. Pues bien, Zoido, de momento, aplaza su reclamación de un estatuto de capitalidad.

El alcalde sevillano lanzó ayer una idea que ya han propuesto dirigentes de su partido como Cospedal o Feijóo, para sus territorios respectivos: hay que reducir el número de diputados del Parlamento de Andalucía. Y no propone una cifra, para no perjudicar el consenso antes de empezar. Pero lo que plantea es un lío, como diría Rajoy. Porque el número de diputados está en la letra de Estatuto de autonomía. El artículo 101.1 dice que textualmente que "el Parlamento estará compuesto por un mínimo de 109 diputados, elegidos por sufragio universal, igual, libre, directo y secreto". Una ley electoral podría cambiar el número para aumentarlo, como sueña Izquierda Unida, pero bajarlo de 109 supone un cambio estatutario. Y si se cambia una coma del Estatuto hace falta un referéndum.

En todo caso, aceptemos que el presidente regional del PP hace su propuesta teórica como una medida de austeridad. Pero hay otra componente: el partido más votado se beneficia en varios escaños de una reducción del número de diputados. En Galicia y en Castilla-La Mancha, en donde gobierna el PP por mayoría absoluta, significaría casi garantizarles la permanencia en el poder. En Andalucía, sin mayoría absoluta y con la pérdida de expectativa de voto, a lo peor los populares serían más perjudicados que favorecidos. Un lío peligroso.

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