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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿A esto llaman vida?

Al hotel de 61 habitaciones se unirá otro de seis plantas y un edificio de apartamentos turísticos

Como tengo los años que tengo recuerdo la vida de la Encarnación y Regina cuando el mercado derribado en 1973 -tras años de un infame abandono que buscaba su ruina- era su corazón. Bombeaba sangre de comercios e intensa vida cotidiana por el sur hasta Puente y Pellón y Lineros, por el norte hasta calle Feria, por el oeste hasta Orfila a través de la Venera y José Gestoso y por el este hasta Imagen, plaza de Argüelles y Alcázares, que siempre olía a pan. Comercios grandes como Siete Puertas y pequeños como Peña -hermoso superviviente que debería ser protegido de alguna forma, junto a su minúsculo vecino Casa Lucas, como restos vivos de lo que fue ese mundo perdido-, ultramarinos famosos en toda Sevilla como El Grano de Anís y Casa Sosa, pensiones como la del Pavo Real con su extraordinario azulejo felizmente conservado, casas de especias, calenterías, tiendas de muebles o de máquinas de coser (¿recuerda alguien los paños de azulejos de Máquinas Alfa en Puente y Pellón?), confiterías, zapaterías, relojerías, colchonerías, papelerías, droguerías, bares (de verdad), tabernas (auténticas), cuchillerías (sobrevive la de Regina), quioscos, puestos de flores y hasta un cine, el Regina. La vida.

Una vida que continuó, decayendo, cuando el infame solar y la vergonzosa "instalación provisional" del mercado que duró cuatro décadas presidían aquel mundo al que dejaron morir deliberadamente. Cuando llegaron las malditas setas casi nada quedaba de él y quienes urdieron la infame solución -Avenida, Alameda, Encarnación: la especialidad de Sánchez Monteseirín fue convertir lo bueno en malo dando la peor respuesta posible a justas demandas y necesarias iniciativas- creando el ecosistema ideal para que proliferaran franquicias, hoteles y apartamentos turísticos. La no vida de la ciudad tematizada. Ya ha abierto un hotel de 61 habitaciones, se ultima la conversión de su colindante edificio regionalista en apartamentos turísticos y se anuncia la reapertura del veterano Hotel Ducal y un nuevo hotel de seis plantas más una de ático y 94 habitaciones. El edificio que ocupará es un mamarracho de los años 80 construido sobre el solar de una hermosa casa de aire decimonónico. Porque con la Encarnación se han cebado franquistas y demócratas de todos los partidos, desde los derribos de la calle Imagen en 1958 y el mercado en 1973 a las setas en 2010. Hasta lograr el actual espantajo.

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