ABUNDÁBAMOS ayer sobre la bondad térmica de este verano y lo hacíamos cruzando los dedos y buscando una madera a la que tocar. La verdad es que la vida nos enseñó que este verano nuestro cuando no la da a la entrada, la da a la salida. A veces, casi siempre, nos fríe a la entrada y a la salida, sin dejarnos escapatoria posible. Pero este verano continúa bonancible, aun cuando los expertos ya avisan que los mercurios están prestos a venirse arriba. Y a este verano tan bueno le faltaba algo y ese algo era una luna como Dios manda.Y la luna se hizo entre nosotros así que se hacía noche el día de San Lorenzo para mostrarse espectacular, hermosísima, rutilante.Y como nos cogió junto a la Bahía, viendo cómo rielaba sobre la mar y cómo dejaba su influencia en unas mareas acentuadas nos percatamos de que la guinda del pastel ya había llegado. Qué luna sobre la mar...
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