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Crónica personal

Pilar / cernuda /

El que no llora...

NO mama. El refrán es bien conocido. Nada como unas buenas lágrimas para ablandar los corazones más duros, nada como desgranar una lista de agravios para que caiga el maná del cielo, nada como un balbuceo para que el de enfrente se apresure a prestar la ayuda que se le solicita.

Los barones regionales están que trinan con Montoro, sobre todo los del PP, los suyos. Lo estaban desde que descubrieron las líneas maestras de la financiación autonómica, y ahora no dudan en expresar en público -y por supuesto en privado- su absoluta disconformidad con los Presupuestos Generales del Estado y con la cortedad de los dineros destinados a las regiones.

Lo de la cortedad lo entienden, en tiempos de crisis los recortes están a la orden del día; lo que les indigna es que los gobiernos que han conseguido cuadrar las cuentas han sido peor tratados que aquellas comunidades que no han querido o no han sabido detener el despilfarro. Lo del refrán: los que han llorado más, los que se han apuntado al victimismo, han conseguido bastante más que aquellos que, con evidente riesgo electoral porque los ciudadanos castigan a quien es poco dadivoso, han reducido costes de manera casi salvaje, agónica, porque creían a Rajoy cuando decía que para salvar a España había que realizar un enorme ajuste en las administraciones públicas. Los que lo han hecho han visto reducida su financiación a cifras inferiores a las que recibían hace media docena de años; pero siendo malo ese asunto, preocupante, lo que les llena de rabia es el buen trato que ha recibido el que tanto se ha quejado y ha acusado al Gobierno cada lunes y cada martes de ahogarle con sus ajustes y sus planes de austeridad.

Regiones como Madrid, Baleares o Valencia se sienten muy mal tratadas por Montoro, pero lo que más les duele es que la díscola Cataluña, la que ha provocado a Rajoy el problema más grave de política interior, la que amenaza con escindirse de España y la que gasta millones en promover sus señas de identidad, haya salido tan bien parada en los Presupuestos. No lo entienden esos gobiernos del PP y, para qué engañarse, no lo entienden infinidad de españoles que se han quedado de piedra ante la decrepitud de la financiación a regiones que han hecho bien los deberes.

Los agravios duelen, y además provocan recelos de consecuencias imprevisibles. Montoro cree que se sale de la crisis apretando cada día más el cinturón de los españoles y debe tener razón porque los indicios apuntan hacia una posible recuperación. Pero primar a quien más llora no tiene sentido.

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