Cómo estará la cosa que LaLiga ha dispuesto que los clubes tengan previsto un plan B para intentar eludir los perjuicios que provocaría un nuevo confinamiento. El fútbol, como todo, está cogido con los frágiles alfileres que provoca el coronavirus del diablo y la deriva de la pandemia aconseja tomar todas las medidas posibles contra la plaga. Se trata de que la suspensión de un solo partido por culpa de la pandemia sea muy complicado.

Y todo el fútbol profesional se ha puesto manos a la obra buscando un estadio que sustituya al propio en caso de confinamiento. Algo poco complicado, ya que sin público en las gradas, lo mismo da que da lo mismo jugar donde sea. El Betis jugaría en el campo del Levante y el Sevilla en San Mamés, dicen que las elecciones han estado basadas en relación con la similitud de sus canchas, pues aunque todo está reglado a límites exagerados, no todos los campos son iguales.

Buenas comunicaciones y similitud de canchas son las condiciones, aunque la primera no es complicado encontrarla, ya que los equipos viajan en vuelos directos de puerta a puerta. Pertenece todo esto a la nueva normalidad y lo cierto es que nos ha sorprendido positivamente que LaLiga sea tan previsora y ponga en liza un plan B en el que pocos habrían caído. Pero preocupa cada vez más el agravamiento de un problema que decían iba a paliarse con las calores.

Y con esta medida tan previsora, sólo cabe rogar por que nunca tenga el Sevilla que ir de local a Bilbao ni el Betis a Valencia. Sería agradable señal de que la competición fluye con entera normalidad, pero normalidad de la de toda la vida y no esta nueva normalidad que nos tiene a todos de los nervios. Quién iba a decirnos que conoceríamos algo parecido a esto que padecemos y que nos lleva a pensar que a ver si algún día pueden los estadios abarrotarse como antes, a ver...