La ciudad y los días

Carlos Colón

Sin otra luz y guía

Entre las suntuosas ruinas y los cada vez más ignorados esplendores del Jueves Santo se alza el silencio esculpido del Cristo de la Fundación. ¿Se puede esculpir el silencio del abismo abierto a los pies del cuerpo desplomado de un Dios totalmente muerto? Andrés de Ocampo lo hizo. Y por ello es el maestro de la teología negativa o mística, como su sobrino Francisco -Jesús Nazareno y Calvario- lo es de la teología paulina, Montañés -Jesús de la Pasión- lo es de la teología dogmática y Mesa -Señor del Gran Poder- lo es de la teología moral y pastoral que anticipa la de la liberación.

¡Los Ocampo! Esculpió Francisco el Nazareno y el Crucificado más paulinos y místicos de la escuela sevillana. Jesús Nazareno y el Calvario. El Nazareno del Silencio no lleva la cruz, la abraza. Aún más: la alza como un símbolo triunfal. El Calvario no está clavado en la cruz, se da a ella, se funde con ella como si también la abrazara con su cuerpo entero. Esculpió Andrés el Cristo de la Fundación, desnudez de todo modo humano de pensamiento que penetra a través del silencio, la contemplación y la adoración en esa noche oscura de las almas que es luz y saber de Dios. Lo que desde San Agustín hasta los místicos de nuestro Siglo de Oro se ha intuido sobre el límite de nuestro conocimiento racional de Dios, lo que tan exactamente expresó San Juan de la Cruz, fue esculpido por Andrés de Ocampo en el Cristo de la Fundación: "Entréme donde no supe / y quedéme no sabiendo / toda ciencia trascendiendo".

Era 1622. En el siglo anterior España -Juan de la Cruz, Tomás Luis de Victoria, Teresa de Jesús, Juan de Ávila- le había enseñado a la cristiandad nuevas formas sentir, oír y predicar el misterio de Dios. Cinco y nueve años después que Andrés de Ocampo tallara su crucificado de la Fundación, Velázquez y Zurbarán pintarían los suyos. Sesenta años más tarde Francisco Antonio Gijón esculpiría el Cachorro. España seguía diciendo a Dios como nunca nadie lo había dicho.

Lo que en otras partes es historia, aquí es vida. Lo que en otras partes está en museos, aquí sigue en iglesias. Lo que en otras partes ha perdido su valor de uso, aquí lo conserva. Gracias a las hermandades. Desde hace siglos Fundación recibe culto y predica su elocuente silencio en la capilla de los Ángeles, al cuidado de la Hermandad de los Negritos. Hoy celebra su día grande, el del jubileo franciscano de Santa María de los Ángeles, y la antigua ermita estará abierta hasta la medianoche. Sevillana noche dichosa y oscura de San Juan de la Cruz en la que buscaremos a Fundación "sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía".

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