DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Azul Klein

Charo Ramos

chramos@grupojoly.com

Menos mal, Portugal

El excelente programa del país invitado a la Feria del Libro prueba cuánto queda por descubrir, leer y traducir

El Mirador de la Luna es un paisaje fuertemente erosionado al sur de Luanda que forma parte del imaginario de los habitantes de la antigua colonia portuguesa. Pude conocerlo en mi primer año de trabajo en este periódico, y de eso hace ahora 20 años. La belleza agreste de esta zona de acantilados, con sus barrancos y torrenteras, recuerda a los cráteres del satélite y ha sobrevivido a todos los conflictos bélicos que el país africano ha padecido durante y tras la descolonización. No había vuelto a pensar en él hasta que ayer leí la novela El retorno que Dulce Maria Cardoso presentó horas después en la Feria de Sevilla. El recuerdo de aquella excursión 40 kilómetros al sur de la capital, entonces algo arriesgada porque el país estaba en guerra aunque quedaba dentro del perímetro de seguridad, se ensanchó y recuperó toda su luz; y como se dice en el libro, "del Mirador de la Luna nos enredamos en recuerdos de vidas que se nos escaparon". En Angola entonces no era conveniente conducir de noche y había que correr para no perderse el esplendor de los últimos rayos deshaciéndose sobre esas piedras rojizas y blancas resultado de la erosión provocada durante siglos por el viento y la lluvia. El fuerte contraste entre la puesta del sol en la metrópoli y la antigua colonia lo evocan a menudo los protagonistas de la obra de Cardoso, una de las grandes autoras que la Feria del Libro de Sevilla ha traído de la mano del Consulado de Portugal.

El programa portugués es excelente y cuantos lo han favorecido, incluidos el asesor Antonio Rivero Taravillo o la siempre generosa Pilar del Río desde la Fundación Saramago, merecen nuestro aplauso. Entre todos han puesto a la Feria de Sevilla al nivel de las de Madrid, Guadalajara (México) o Bogotá en lo que respecta al apoyo al país invitado, lo que se agradece en plena conmemoración del Año Magallanes. Librerías como Palas han favorecido las firmas de estos escritores, hemos descubierto la ejemplar colección portuguesa del sello La umbría y la solana, y si alguien no encuentra un título, en la caseta portuguesa de Ler Devagar se vuelcan en proporcionárselo llamando a Lisboa si hace falta.

Sería deseable que este esfuerzo se mantuviera todo el año y que la labor que realiza el Consulado, que mañana celebra en Sevilla el Día de Portugal en un acto presidido por su ministro de Exteriores, se multiplicara en alianza con las universidades y demás colectivos culturales de la ciudad. Tras conocerse el cierre de la sede del Consulado de Francia en la Plaza de Santa Cruz, el edificio de la Avenida del Cid es todo un símbolo de la diplomacia cultural. Aún resta mucho por descubrir del país vecino, por leer y traducir de la que es ya la sexta lengua más hablada del mundo. Como cantaba Siniestro Total, "menos mal que nos queda Portugal".

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