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Un mal año

El que debió ser el primer año de la recuperación se ha desaprovechado frente a las mentiras del Gobierno

Termina hoy el año y el balance, en lo económico, no invita al optimismo, ni siquiera en el contexto de buenos deseos que produce la llegada de cada enero. Al contrario, todos los indicadores apuntan a que se ha desaprovechado el que debió ser el primer año de la recuperación pos-Covid, pues se va sin el impulso necesario para recuperar del profundo dato recesivo que nos dejó 2020, cuando el Producto Interior Bruto (PIB) español ofreció no sólo el peor dato de crecimiento negativo (-10,80%) de la Eurozona, su contexto natural, sino de la OCDE.

A la espera del dato oficial de crecimiento de 2021, las previsiones de todos los organismos que gozan de prestigio han recortado de forma sensible el avance de la economía hasta dejarla siempre por debajo del 5%. Así lo ha hecho la propia OCDE, el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea e incluso el Banco de España. Todos, salvo el Gobierno del Reino, que mantuvo un cuadro macroeconómico (+6,5%), a todas luces falso, hasta la propia aprobación definitiva, el pasado martes, de los Presupuestos Generales del Estado.

Así que, lejos de la propaganda del Ejecutivo de Pedro Sánchez, en la que cae hasta una moderada como Nadia Calviño, la economía ni ha compensado todo lo perdido por la paralización que provocó la pandemia (y la imprevisión del propio Gobierno), ni mucho menos lidera la recuperación en la Unión Europea, como nos vendían.

Lejos de esa mentira, somos un país con una deuda descomunal, que supera los 1,4 billones de euros y el 120% del PIB. Y con un déficit que, aunque ha mejorado respecto a 2020, se acercará al 8% en el cierre del año. Y si esos datos no son suficientes para demostrar que tenemos una mala gestión económica, el Presupuesto es la prueba del algodón, con unos ingresos que difícilmente se cumplirán y unos gastos desaforados, en parte por el contexto de una dotación de financiación europea extraordinaria para luchar contra la pandemia.

España no va bien. Al contrario, no despega y está en serio riesgo de no aprovechar la recuperación. Aunque tampoco es cierto que estemos en bancarrota, como sostiene irresponsablemente el líder de la oposición y presidente del PP, Pablo Casado. Y no va bien no sólo porque se esté quedando atrás respecto a otras economías de su entorno, sino porque no hay signos de que los gestores actuales sean capaces de lograr los objetivos que persiguen los fondos extraordinarios para reactivar la economía. Todo se ha fiado al aumento del consumo por el efecto del ahorro embalsado. Pero la inflación desbocada también lo pone en riesgo. Seguir aferrado a la propaganda y la autocomplacencia sólo nos conduce a una mayor frustración cuando se asuma que vamos mal.

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