El comentario

Juan M. Marqués Perales

Un malestar evidente

AL Gobierno andaluz, tradicional amigo del Ejecutivo de Madrid, tampoco le ha gustado la ayuda de los 420 euros para los parados sin subsidios ni prestación. Ni en la forma ni en el fondo. Ni en la forma, porque Rodríguez Zapatero ha vuelto a ir por su cuenta, de ocurrente solitario, y ha terminado, por vía de su ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, pidiendo ayuda las comunidades autónomas; ni en el fondo, porque en la Junta eran partidarios de que esta ayuda estuviera ligada a la formación. El malestar, evidente en la rueda de prensa de ayer del presidente Griñán, se ve agravado porque el Gobierno andaluz había hecho una propuesta seria al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, una fórmula distinta al de la paguita de los 420 euros, que -adelanto- sólo ha conseguido otro efecto llamada que se verá en las cifras del paro del mes de agosto que se conocerán hoy. La cifra será mala, acabará con dos meses de descenso consecutivo de desempleo, esfumará los ecos del Plan E y dejará más de 15.000 nuevos parados en Andalucía, fruto, entre otras razones, de que han vuelto a aumentar las incorporaciones de demandantes de empleo por encima de lo que se considera normal, quizás a la espera de que este novedoso subsidio también termine llegando. Celestino Corbacho, que desde que llegó de las vacaciones tiene cara de haberle sentado muy mal los garbanzos, sabe que cada mes de ampliación de la paguita de los 420 euros cuesta 100 millones de euros al Gobierno. Y en el Congreso, los que pueden aprobar el decreto ley quieren adelantarlo de agosto a enero.

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