Estamos ya a miércoles y aún no se sabe qué será del Betis-Valladolid. Miércoles ya y quién sabe cuándo recibirá el Betis a los de Pucela de la segunda jornada. La segunda jornada es la inminente, está ahí mismo con el consiguiente cabreo de los que manejan la barca. Tanto Manuel Pellegrini como Sergio González andarán devanándose la sesera a fin de llegar al domingo, o al lunes, con las cosas enjaretadas o medio enjaretadas.

Ya sé que predico en el desierto, pero no puede ser que el intercambio de golpes entre Rubiales y Tebas acabe siempre en la mandíbula del fútbol. Porque, ladies and gentlemen, tanto el Betis como el Valladolid son el fútbol. El fútbol no es sólo la Federación, algo que se pregonaba en Valdebebas con ocasión del España-Ucrania con una monumental pancarta. El fútbol es cualquier institución que sea capaz de poner en cancha a once vestidos de corto a la hora convenida.

Cuando estas líneas lleguen al quiosco es posible que aún no se sepa cuándo y a qué hora se juega el partido Betis-Valladolid, pero sea cuando sea es una falta de respeto al fútbol que se desvele con tanta demora. El verano éste de la pandemia y el crujir de dientes lo estoy sacando adelante en gran parte con los detalles de ese cruento combate entre el mandarín de la Federación y el de LaLiga. Y la verdad es que bien preferiría encontrar otros motivos menos nocivos para el fútbol.

Y en este caso, como en tantos otros dimanantes de dicho duelo entrambos mandarines, los clubes juegan con blancas y bien deberían plantarse para enderezar la situación de una vez. Es ya miércoles y veo a los respectivos cuerpos técnicos estupefactos ante una situación surrealista. Se me puede decir que es un momento anómala el que vivimos y puede que sea cierto, pero la pregunta es la de cuándo surgirá otro motivo para que Rubiales y Tebas colisionen, ¿cuándo?