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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

En el mapa

Sevilla empieza a ser una marca cotizada en el exigente mercado de los grandes eventos internacionales

Si ustedes piensan que Sevilla se va a llenar pronto de yanquis ricos alojados en hoteles de superlujo que van a cruzar el charco sin tener que parar en Madrid o en Barcelona, mejor que se les vaya quitando la idea de la cabeza. Sevilla va a seguir todavía durante mucho tiempo atrayendo un turismo barato, de jarra de sangría, paella liofilizada y cola para entrar en el Alcázar, tal y como es ahora mismo. ¿Significa ello que el congreso turístico que ha copado esta semana la actualidad local no va a servir para nada? Ni mucho menos, todo lo contrario. Ha sido un éxito que hay que apuntar en el haber de Juan Espadas y de su equipo de gobierno, en especial de Antonio Muñoz. La propia celebración de la cumbre y la presencia de Barack Obama paseando por el Alcázar o tapeando en San Pedro -lo de menos es lo que dijera en el auditorio de Fibes- valen su peso en oro. Su imagen entrando en el restaurante Bache no se ha publicado en la primera página de The New York Times ni ha abierto los informativos de la CNN -un ex presidente es eso, un ex; un jarrón chino, en acertada definición de Felipe González-, pero sí es un hito más de los muchos que se están acumulando para hacer de Sevilla un destino atractivo para un turismo de calidad.

No nos engañemos. Sevilla tenía un problema: no estaba en el mapa. En España, además de Madrid y Barcelona, sonaban Málaga y Palma de Mallorca como destinos de costa y pare usted de contar. En las últimas décadas habían triunfado varias propuestas más como Bilbao, impulsado por su transformación urbana y el museo Guggenheim, o el Camino de Santiago, convertido en una esencia de Europa con enorme capacidad de atracción. Sevilla ha tardado en orientarse, pero parece que empieza a tomar la dirección adecuada. La propia elección de la ciudad como sede del WTTC, la próxima celebración de la gala de los premios de la MTV, la de los Goya de hace unos meses, numerosos congresos profesionales… demuestran que la marca Sevilla empieza a ser considerada en el exigente mercado de este tipo de convocatorias.

En este aspecto, las cosas se están haciendo bien. Queda mucho camino por recorrer, pero las bases que se han puesto en los últimos años -básicamente en este mandato municipal- parecen sólidas y permitirán construir para el futuro. Parece que por fin nos estamos colocando en el mapa, aunque los norteamericanos ricos derrochando dólares tarden todavía un tiempo en llegar. También se hizo esperar Obama y al final, convertido en jarrón chino, se paseó por Cristo de Burgos. Un jarrón carísimo, por cierto.

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