HA sido significativo el gesto del presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, de reunirse con un selecto grupo de empresarios de distintos sectores de la comunidad autónoma nada más haber presidido la toma de posesión de su Gobierno. El encuentro, que tuvo lugar en la sede de la CEA, en Sevilla, reunió a Griñán y a su superconsejero en materia económica, Antonio Ávila, con los representantes al más alto nivel de veinticuatro grandes empresas andaluzas. Parece obvio que el presidente ha querido tranquilizar a un empresariado que apenas ha ocultado su incertidumbre e inquietud ante el inicio de una nueva etapa de la autonomía andaluza dirigida por un Gobierno de coalición entre el PSOE e Izquierda Unida, insólito en el resto de España. De hecho, algunos de los presentes expresaron sus recelos ante el hecho de que dos consejerías de contenido económico, Turismo y Fomento, hayan sido encomendadas a militantes de la coalición poscomunista. Cabe destacar que, en respuesta a estos temores, los mensajes del presidente Griñán han sido claros y rotundos. Por un lado, ha resaltado que el Gobierno andaluz garantizará un marco estable y jurídicamente seguro para el desarrollo de la actividad empresarial imprescindible para combatir el desempleo, que es la prioridad de la acción gubernamental. Por otro, ha insistido en la idea, ya avanzada por Griñán en otros foros, de que se trata de un solo Gobierno encabezado por él -no de dos ejecutivos que pudieran actuar en paralelo- y cuyas grandes decisiones serán siempre de carácter colegiado, sin compartimentos estancos ni versos sueltos. Es un buen principio éste de que las reglas del juego estén claras y definidas, a la espera de que la práctica cotidiana les proporcione la necesaria veracidad. Según informa la Junta, el presidente se dispone a mantener próximas reuniones con otros colectivos patronales, igualmente interesados en conocer de primera mano por dónde discurrirá la acción económica del Gobierno de coalición.