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La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

El mayor error de Arrimadas

Nunca entendí que la política jerezana dejara a Fran Hervías fuera de su guardia pretoriana

Hubo un tiempo en el que Inés Arrimadas iba a hacer historia en Madrid: aquel tiempo en el que aún estaba de moda votar naranja y tenía un valor contar con un proyecto de centro capaz de imprimir pragmatismo a izquierda y a derecha. La cuadratura del círculo: quedarse con el espectro ideológico más amplio del tablero político español basculando entre lo liberal y lo progresista. Siendo una alternativa útil para los votantes desengañados de la agotada fórmula del bipartidismo.

Pero las mujeres no somos infalibles. Tampoco en política. Los primeros techos de cristal se dinamitaron desde las instituciones y es también en la esfera pública donde empezamos a ver que tener olfato y visión no es una cuestión de género. La política jerezana se equivocó cuando ganó las elecciones catalanas y no intentó gobernar, lo ha vuelto a hacer en Murcia cuando se ha acercado al PSOE con una moción de censura que ha descubierto su debilidad (e ingenuidad) y lo hace de cara al 4-M cuando deja la batalla de Madrid en manos en un segundo sin tirón sabiendo que no es un gobierno lo que se disputa su partido sino la irrelevancia. ¿Alguien confía en el efecto Edmundo Bal? ¿Por qué no ha sido valiente, por una vez, y se ha presentado ella?

Nunca entendí que alguien como Arrimadas, con aparente mano izquierda y capacidad de liderazgo, dejara a Fran Hervías fuera de su guardia pretoriana. No si recordamos que a los políticos les pasa como a los periodistas, que somos lo que es nuestra agenda de contactos; que dependemos de lo bien que cuidemos a nuestras fuentes, de lo que respondan en los momentos clave... Y quien conocía la trastienda de Cs, quien manejaba todos los hilos desde las bases, no era otro que el secretario de Organización de Cs con Rivera. Su escurridizo número dos. Quien ha desembarcado en la sede de Génova para conformar un diabólico tándem con García-Egea. No escribo de oídas. Lo he visto hacer de fontanero y fui testigo de su negociación a contrarreloj para hacerse con la Alcaldía de Granada: ganó el PSOE, el PP logró 10 concejales y terminó gobernando Luis Salvador (Cs) con cuatro ediles. Ni en Borgen.

Los partidos viven del cabeza de cartel en la campaña electoral pero su capacidad de supervivencia depende de su implantación en el territorio, de sus soldados rasos. Justo el hábitat de Hervías.

De todos los errores de Arrimadas, dejar que El Lobo se haya pasado al enemigo es el que más factura le pasará.

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