Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

LOS ascensores son esos sitios apretados, casi tensos, en los que el silencio obliga muchas veces a decir tonterías, a hablar del tiempo, a mirar nerviosamente el reloj, el techo, hasta llegar a la planta de destino. Si encima se trata de un rascacielos, uno se pasa cierto tiempo en ellos. Dan mucho juego en los anuncios y en dos de las mejores series de televisión del momento y de todos los tiempos, como son Mad Men y The Good Wife. Esta última despedía hace una semana su tercera temporada prácticamente saliendo del ascensor. En una secuencia cómica que refleja su grandeza y su insuperable casting. La serie de la CBS, la cadena en abierto líder en Estados Unidos, nunca será una obra de masas y grandes audiencias, pero es la que le otorga más prestigio a la emisora, garantizando premios y buenas críticas. De ahí su renovación para una cuarta entrega. La creación del matrimonio King es mucho más que un vehículo para el lucimiento de la extraordinaria Julianna Margulies. En estos tres años ha demostrado una profundidad de banquillo esplendorosa, con personajes perfectamente concebidos que 'clavan' sus intérpretes. Y no se trata ya solo de su larga lista de secundarios de lujo. Kalinda, Diane, Will, Cary, Eli Gold, Peter Florrick, la abuela, los niños, David Lee forman un equipo titular que se va pasando el balón el uno al otro a la perfección. Pero es que luego llegan una tercera traca de fuegos artificiales con las estrellas invitadas, sea un juez loco, abogados rivales como los que encarnan Michael J. Fox y Martha Plimpton, o incluso clientes insoportables como el que interpreta Dylan Baker. También el enemigo de este año del fiscal Florrick en su camino a la política es formidable: Matthew Perry demuestra que además de talento para la comedia, puede resultar un perfecto y cínico hijo de puta.

Puede que esta haya sido la menos buena de las tres temporadas de La Buena Esposa. Lo cual no constituye una crítica, sino un elogio a las dos primeras. Ha habido más altibajos y la trama ha ido buscando su rumbo, cuando encima se filman 22 episodios de gran calidad media, un alarde creativo y de guión. Si el primer año nos encontrábamos un ama de casa relativamente insegura en su regreso al mundo de la abogacía tras el escándalo de su marido, y en el segundo empezaban a cambiar las tornas, ya no está claro ni que la buena esposa sea tan buena ni que la serie vaya exclusivamente sobre ella.

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