La ciudad y los días

carlos / colón

La mentira como indecencia

LA importancia del tema excusa que lo traiga aquí cuando ya han pasado cuatro días. Me sirven las palabras del propio Sánchez, en su debate televisivo con Rajoy, para calificar su intervención del martes: "Usted no es un político decente". Y no me refiero a las propuestas, unas válidas por posibles y otras mentirosas por no realizables… Esto forma parte del juego político que promete lo que no se puede cumplir, silencia -caso de la supresión de las diputaciones- lo firmado o vende un futuro paradisíaco que todos, hasta los más fieles sayones, saben que es humo.

Me refiero a esta indecencia: "Garantizaremos de manera plena el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad". No es una indecencia porque garantice el aborto libre y sin razón terapéutica, lo que está en su derecho de hacer, sino porque miente en una cuestión que tiene la gravedad de lo que concierne a la vida y la muerte. El derecho de la mujer a decidir sobre su maternidad se ejerce antes y no después del coito. Nada tiene que ver este derecho con el aborto, salvo que se le considere un anticonceptivo, cosa tan bárbara que hasta los abortistas lo niegan aun sabiendo que es verdad.

Este derecho se garantiza fomentando la responsabilidad sexual que permite a la mujer decidir sobre su maternidad sin necesidad de pedir que maten un feto cuya existencia, salvo en caso de violación, ha hecho libremente posible al no tomar precauciones. Por eso de lo que se trata es del aborto, de matar al feto, no del eufemismo cobarde, indecente y mentiroso de la libre elección de la maternidad. Esta libertad es pre y no poscoital gracias a los seguros anticonceptivos que están al alcance de todos. Dejo aparte que a los hombres no se les permita decidir sobre su paternidad, ya que el discurso abortista considera el feto una parte del cuerpo de la mujer, como si fuera un tumor. Ya en el debate televisivo Sánchez mintió al decirle a Rajoy "usted recortó el derecho de las mujeres de decidir cuándo ser madres y cuándo no", cuando la única modificación del acobardado PP fue que las menores de edad no pudieran abortar sin comunicarlo a sus padres. Indecente entonces. Indecente el martes. ¿Desahucios? No lo hay más terrible que el que mata fetos en el primer abrigo que el ser humano tiene impidiéndole, no vivir dignamente, sino tan siquiera vivir.

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