Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Un metro de verdad

Sevilla no debe permitirse otra frustración con la ampliación del Metro; esta vez debe ser la de verdad

En una ciudad que no fuera Sevilla, la Junta, el Ayuntamiento y el Gobierno central tendrían que tentarse mucho la ropa antes de volver a lanzar al vuelo las campanas de la ampliación del Metro si no estuvieran muy seguros de que esta vez es la buena. Hasta ahora, los sucesivos amagos que se han quedado en nada les han salido gratis a sus promotores. Pero todo tiene un límite e incluso una ciudad tan conformista, como ha demostrado ser esta en tantas ocasiones, no debería permitir que una vez más todo se quedara en humo. Sevilla no puede aspirar a ser grande sin una red de transporte metropolitano moderna y competitiva. Y esa es una de las principales carencias que nos frenan y nos ahogan.

El Metro, la ampliación de la raquítica línea única que tenemos ahora y su transformación en el embrión de una red digna de ese nombre, no puede ser una cuestión manejada por los políticos para calentar elecciones y lanzársela a la cabeza a los rivales. Llevábamos más de una década en eso, cuando parece que esta vez la Junta se echa de verdad al ruedo, implica al Ayuntamiento y pone al Gobierno central en el compromiso de participar si no quiere quedar a la altura del betún en víspera de una cascada de elecciones, que llevan desde las autonómicas a las generales pasando por las municipales. Ahí han estado inteligentes el presidente Juanma Moreno y la consejera Marifrán Carazo moviendo ficha y presentado el proyecto constructivo del tramo norte de la línea 3. Y para reafirmar la seriedad del proyecto lo hacen de la mano de la mano de UG21, una ingeniería que desde Sevilla está participando en el diseño de algunos de los principales ferrocarriles metropolitanos que se construyen en el mundo.

Las bases están puestas. Ahora lo que cabe exigir es que las tres administraciones que están implicadas pongan por una vez los intereses de Sevilla por encima de las estrategias de partido, como ha venido pasando hasta ahora. No debe ser tan difícil. La Junta sabe que durante los últimos gobiernos socialistas el Metro de Sevilla quedó postergado por razones políticas y para eludir agravios provinciales. El Gobierno central sabe que Sevilla en cuanto a inversiones estratégicas de infraestructuras ha estado dejada de la mano de Dios desde la Expo de 1992. Y el Ayuntamiento sabe que su nivel de exigencia, en esta cuestión como en tantas otras, no ha estado a la altura de las circunstancias.

Parece que este puede ser el momento. Estamos hablando sólo de media línea más. Pero lo importante es que algo se está moviendo por fin en Sevilla y que la ciudad no debe enfrentarse a otra frustración por esta cuestión.

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