VARIAS son las generaciones de cristianos que hemos nacido y crecido al amparo de esa consigna con la que el añorado Juan Pablo II inauguró su Pontificado allá por 1978; un Pontífice que se caracterizó por su especial acercamiento y dedicación a los más jóvenes y a sus necesidades.

Hoy tomo prestado ese lema para hacer un llamamiento a esa juventud, a los grupos de jóvenes que integran nuestras hermandades, a fin de que tomen conciencia del potencial que atesoran, sean valientes en sus planteamientos e iniciativas, y afronten sin miedo alguno el relevo generacional al que están llamados.

De todos es sabido que el abnegado trabajo que realiza ese colectivo rara vez es apreciado por las juntas de gobierno que rigen nuestras hermandades, que a menudo suelen servirse de ellos a su antojo (véase periodos de elecciones, montajes de cultos o para llenar el vacío formativo de sus programas), dejándoles relegados el resto del año a un oscuro rincón de la priostía, que es "donde deben estar". En demasiadas ocasiones se echa en falta una fluida transmisión de conocimientos y un contacto intergeneracional más frecuente y cercano.

Pero esta situación no debe servir de excusa, nunca lo fue, para amparar actitudes dóciles y comodonas. Aunque no estén dispuestos a dárselo, los jóvenes deben reivindicar y ganarse el sitio que merecen a través del trabajo y la lucha activa por sus creencias, despertar del aletargamiento en el que están inmersos y poner sus miras más allá del puesto de cirial o diputado que se les promete al terminar el año, supliendo los defectos y vicios de sus dirigentes y llenando los vacíos que presentan sus programas.

Una buena oportunidad se les abre actualmente en el campo de la acción social, cada vez más necesaria por la crisis económica que vivimos. Si todos los grupos jóvenes de Sevilla fueran capaces de unirse para presentar un proyecto de caridad en el que se implicaran no tanto económica sino personalmente, sería un extraordinario punto de partida para ejercitar esa reivindicación necesaria.

No tengáis miedo, el futuro es vuestro y la verdad siempre os hará libres.