FERIA Tiempo Sevilla | Este martes se espera que sea el día más caluroso en la Feria

920 millones

Un gran tópico siempre nos llega por vía del emporio de hoteleros y hosteleros (H&H Sevilla Power)

Se esfumaron los días fiesteros (Semana Santa y Feria) y los aborígenes, entre visillos de nostalgia, el calorín y calculadora en mano, hacen balance de los días vividos (o padecidos). Los tópicos de la Feria no sólo se destapan bajo los alegres autos de farolillos (maravillosas, por cierto, las fotografías que nos llegaron al móvil los días de lluvia furibunda, con esos farolillos rojos caídos sobre el barrizal del albero, que parecían divisas ensopadas en cuajarones de sangre de toro). Los tópicos, decíamos, también continúan en días posteriores.

Un gran tópico siempre nos llega por vía del emporio de hoteleros y hosteleros (H&H Sevilla Power). Se dice que la Feria ha dejado 920 millones de euros. Los inútiles aborígenes que no trabajamos en hoteles ni en bares ni restaurantes, sino que padecemos su gangrena, solicitamos una auditoría al inquilino mayor de Plaza Nueva. Díganos, ¿cómo, dónde, cuándo y de qué modo percibiremos el pueblo mortal este potosí de 920 millones obtenidos gracias a la Feria? El presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla dice que la pasada "ha sido una gran Feria, que se ha gestionado como los sevillanos sabemos hacer". Que uno sepa, servidor sólo ha tenido que gestionar en días de farolillos que su planta de cadáver luciera digna con un clavel de plástico en el ojal.

Por su parte, como voz autorizada, el presidente de los hosteleros locales afirma estar muy orgulloso de que la hostelería siga siendo el motor económico para la provincia. Es de mal nacidos no alegrarse de la prosperidad de nuestros compatriotas. Pero es de necios asentir bondadosamente sin reparar en el teatrillo de ciudad que hemos creado. Sevilla es hoy como un atrezzo de Eurovisión con tapas non stop, monumentos para instagramers, agenda de saraos continuos y murga de despedidas de solteras/os.

Ha vuelto el turismo en forma de lacra. Se manejan guarismos de a. C. (antes del Coronavirus). Vuelve a oírse la palabra "turismofobia", como la que alimentan los llamados free tours que viven de infectas propinas y que, megáfono en mano, pastorean sus piaras de turistas colapsando plazoletas, esquinas de paso y estrechuras devenidas en dioramas de cartón piedra. Los guías oficiales claman contra el intrusismo y piden poco menos que una policía turística limpie las calles de esta otra inmundicia añadida. No creemos herir sensibilidad alguna. El ruido es otra suerte de inmundicia y los megáfonos que usan los freetours los convierten en otro paisanaje más de la basura. Nos tememos que los 920 millones son solo eso también: ruido.

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