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El momento de las coincidencias, no de las diferencias

EL portavoz del PSOE, Antonio Hernando, volvió a repetir ayer la doctrina oficial del PSOE de los últimos meses respecto a un posible apoyo por acción u omisión a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno de España. "No vamos a apoyar la investidura de Rajoy ni nos vamos a abstener", dijo el socialista en una intervención que parecía sacada de otros tiempos, como si no se hubiese enterado de los resultados de las elecciones del pasado domingo, en las que el PP obtuvo una mayoría amplia que lo legitima sobradamente para formar Gobierno, aunque no tenga mayoría absoluta para ello. Cierto es que estas palabras no las pronunció Pedro Sánchez, sino un segundo espada, y que en España nos hemos tristemente acostumbrado a que los políticos en general digan y se desdigan sin ningún tipo de rubor, pero volvemos a insistir en que los resultados electorales dejan claro que el PSOE, como ha señalado la propia presidenta de la Junta, Susana Díaz, entre otros líderes socialistas, debe facilitar un Gobierno presidido por Rajoy, que acabe de una vez por todas con esta parálisis que sufre la vida política e institucional española desde el pasado 20-D. Todas las declaraciones y actitudes que obstaculicen este trámite pueden volverse en contra del partido político que las protagonice.

Es cierto que, como dijo Hernando, "le toca a Mariano Rajoy dar el primer paso y no estamos dispuestos a que sea el PSOE el que tenga la presión", pero también lo es que el líder popular ya ha hablado en numerosas ocasiones, entre ellas en la propia noche electoral, para ofrecer a los socialistas acuerdos que permitan una legislatura estable con la que afrontar los graves problemas que acosan a España. Lo crea o no Hernando, el PP y el PSOE siguen siendo dos partidos sistémicos que tienen muchos puntos en común en política interior y exterior, y éste es el momento de resaltarlos, no de ahondar en las evidentes diferencias. Tiempo habrá para las sanas trifulcas políticas en el futuro.

Hay horas de sobra para hablar antes de que llegue el momento del debate de investidura, pero es importante que los agentes negociadores no adquieran compromisos ante la opinión pública que, posteriormente, puedan suponer serios obstáculos a la hora de avanzar en las conversaciones. Es el momento de la prudencia y de pensar en el bien del país y de los ciudadanos. Nadie le pide al PSOE que renuncie a su identidad ideológica, sino que sepa aparcar las diferencias para potenciar las coincidencias.

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