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Es muy difícil ser portavoz de un gobierno. Algunos no llegan, como le pasaba a la ministra Celaá como vocera del Sánchez I, con mensajes que no convencían. Otros se pasan de tremendistas, como le sucede a Bendodo en la corte de San Telmo, o le ocurría en el séquito de Aznar al indecible Miguel Ángel Rodríguez, que ahora trabaja de titiritero de Ayuso en la Puerta del Sol. Es complicado el equilibrio para conseguir credibilidad. En el Sánchez II, María Jesús Montero es probablemente la mejor portavoz del ejecutivo desde Alfredo Pérez Rubalcaba. Su destreza en el desempeño incluso ha callado las lamentables acometidas contra su acento andaluz para intentar desacreditarla.

Viene a cuento el elogio para acompañarlo de una crítica a su presentación de los Presupuestos del Estado para 2021. Los primeros en tres años, en momento tan delicado. Dijo Montero el martes que eran unas cuentas necesarias, y durante hora y media larga desgranó la explicación de los gastos, asistida de múltiples cuadros y gráficos. Es evidente que España necesita estimular su economía y proteger a quienes se han quedado atrás. (Aquello de que nadie se iba a quedar atrás era una manera de hablar). El resumen es 70.000 millones más de gasto para recuperación económica y ayuda social. Pero el problema no está en este ambicioso desembolso, sino en los ingresos para pagarlo.

La hábil portavoz pasó de puntillas sobre unas previsiones exageradas. Ahí no hubo cuadro alguno para los espectadores, aunque sí estaban en el documento. La confusa situación convierte en endeble cualquier proyección a catorce meses, pero incluso los números de 2020 son pocos creíbles. Un botón: con 700.000 parados más que hace un año, todavía 600.000 trabajadores en ERTE de los 3,4 millones que hubo en primavera, una caída del PIB del 11% y un descenso del consumo privado del 13%, el Gobierno nos dice que va a recaudar este año por IRPF más que el año pasado. Difícil de creer.

Aunque quién sabe: tan difícil es ser portavoz como criticar. Nos pasa como al muchacho que explicaba de viva voz la historia de Melisendra en otro retablo de títeres distinto al de la Real Casa de Correos: el de maese Pedro en la segunda parte del Quijote. Allí se excedía tanto el relator en su interpretación de la escena que don Quijote le dijo: "Niño, seguid vuestra historia línea recta y no os metáis en las curvas o transversales, que para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruebas y repruebas". Se ignora si el otro maese Pedro, el de la Moncloa, no el de la venta de la Mancha de Aragón, o su fiel escudero Iván Redondo llaman al orden o animan al contrapunto a su portavoz. Pero María Jesús Montero nos ha dado esta semana una lección de pico de la muleta llevando el toro de los presupuestos lejos del riesgo de un peligroso enganche por cuenta de unos ingresos de todo punto optimistas.

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