Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El mundo empieza aquí al lado

Sevilla no ha dejado atrás el horror de la pandemia y ya está con el miedo en el cuerpo por el ambiente bélico

Con lo que está cayendo en el mundo, y con lo que queda por caer, no son estos tiempos propicios para hacer pronósticos e intentar imaginar qué es lo que puede pasar en el corto plazo con cualquier realidad compleja. Y Sevilla lo es. Vivimos en un mundo cada vez más pequeño y una convulsión como la que sacude estos días a Europa con la invasión de Ucrania tiene efectos que se sienten también aquí, en nuestra economía sin duda, pero también en el estado de ánimo de la ciudad, que no ha dejado todavía atrás el horror de la pandemia para meterse de lleno en este ambiente de guerra grande que de pronto se ha adueñado del planeta. Vivimos de lo que vivimos y el miedo es mal acompañante para el turismo, nuestra industria principal y casi única, y para el movimiento económico en general. La subida de precios de las materias primas nos está ya pasando factura en proyectos esenciales para la ciudad como la ampliación del puente del Centenario y dejará sentir sus efectos en todos los que están en marcha en Sevilla que, por primera vez en muchos años, no son pocos ni menores. Ahí está la puesta en marcha de la segunda línea del Metro, la ampliación del tranvía que empieza esta misma semana, la remodelación del Aeropuerto, el posible desbloqueo de la conexión entre el Aeropuerto y Santa Justa, entre otros.

Podría dar la impresión incluso de que la ciudad ha entrado en estado de obras, que es como calificó el entonces alcalde Manuel del Valle a la Sevilla llena de zanjas, calles cortadas y molestias de todo tipo que antecedieron a la Exposición Universal de 1992, de la que estamos a punto de conmemorar los 30 años de su inauguración. Entonces hubo un antes y un después. Ahora no iba a ser para tanto, pero si todo lo que está en marcha se lograra completar en tiempo y forma daríamos el mayor paso hacia delante en infraestructuras urbanas desde que se echó el cierre en el recinto de la Cartuja.

Hace tres décadas el mayor obstáculo para la transformación de Sevilla vino desde dentro. Una parte de eso que se ha dado en llamar las fuerzas vivas que piensan que tienen derecho divino a mandar en la ciudad se puso enfrente del proyecto de la Expo y ahí están las hemerotecas como testigos de aquel despropósito. Éste es un asunto sobre el que convendrá volver en breve para refrescar la memoria de los que lo vivieron e informar a los que entonces no estaban. Ahora los peligros para el desarrollo de Sevilla están fuera pero no tan lejos. El mundo empieza aquí al lado y Sevilla no es una burbuja que se pueda abstraer de uno de los momentos más delicados que ha vivido la humanidad en muchos años.

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