Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Que el mundo sepas que estás

Sevilla tiene que aspirar a todo, incluso a acontecimientos como una cumbre de la OTAN. Marca no le falta

Madrid ha estado casi una semana en estado de sitio. Con sus principales calles cortadas, medidas de seguridad nunca vistas y recomendaciones a los ciudadanos para que teletrabajasen y salieran de casa lo menos posible. Pero con la cumbre de la OTAN, con la mayor concentración de jefes de Estado y de Gobierno que se ha dado nunca en España, Madrid ha ganado. En Sevilla somos muy dados a medir -a ojo de buen cubero, eso sí- el impacto económico de cualquier acontecimiento que se celebra, desde la Feria de Abril hasta la Bienal de Flamenco. No he visto cálculos de cuánto ha podido reportar la cumbre a la capital de España, pero sólo en minutos de televisión en todo el mundo, en publicidad del Museo del Prado y la Granja de San Ildefonso y en reputación como ciudad preparada para afrontar retos organizativos muy complejos podríamos hablar de cientos o miles de millones de euros. Madrid es hoy una ciudad en la agenda del mundo y eso vale lo que vale.

Uno de los empeños más notables que ha hecho Sevilla en los últimos años ha ido precisamente en esa dirección. El tándem que formaron en la Plaza Nueva Juan Espadas y Antonio Muñoz trabajó en serio para que la ciudad tuviese una proyección internacional que pudiera traducirse en reputación y en atracción de un turismo de calidad que buscase la excelencia. Se consiguieron hitos importantes y Sevilla se convirtió en la sede de acontecimientos que estaban en todas las televisiones del mundo como la gala de los premios de la MTV, por citar uno de los que más repercusión tuvo, pero que no fue ni mucho menos el único. Luego vino la pandemia y la paralización que conllevó. Ahora, con Muñoz ya como alcalde, se intenta retomar ese trabajo. Y se empiezan a recuperar posiciones. El desfile de Dior en la Plaza de España del mes pasado es una buena muestra de por dónde deben ir los esfuerzos.

A Sevilla le sobra nombre para jugar en las grandes ligas de las ciudades europeas. Tiene una marca reconocida en todo el mundo y una riqueza monumental que puede competir con las mejores de Europa. En los últimos años ha mejorado exponencialmente su planta hotelera y tiene en Fibes un recinto al que el único reparo que se le puede poner es que está demasiado lejos del centro histórico y comercial. Sevilla tiene que aspirar a todo. Incluso a acontecimientos de relevancia mundial como una cumbre de la OTAN. Ahí tiene una de las vías de desarrollo que ya ha demostrado efectividad y tiene garantizada la rentabilidad. Es necesario estar en el mundo y que el mundo sepa dónde estás. Y Sevilla tiene las condiciones idóneas para avanzar en esa dirección.

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