la tribuna económica

Rogelio / Velasco

Los muros se desmoronan

NO resulta gratificante avisar de falsas alarmas. Pero todavía hay mucha gente que piensa que dejando transcurrir el tiempo, la situación económica va a reconducirse. La economía que sabemos y la situación comparada de otros países nos muestran la falsedad de esta posición. No estamos en la pequeña crisis posterior a la Expo'92. Con la información estadística de la que disponemos, nos encontramos ante la recuperación mas lenta y prolongada de los países occidentales del último siglo.

La situación en nuestro país es especialmente grave, por sus más de cinco millones de desempleados. Pero no saldremos de esta situación con políticas económicas heterodoxas, ni tampoco apelando a situaciones que no existen.

Andalucía tiene que reducir este año el gasto público en más de 2.500 millones para cumplir el objetivo de déficit. Alcanzar esa cifra significa reducir el gasto total de la Junta en casi el 8% del presupuesto, de manera que permita pasar de un déficit del 3,22% del PIB a otro del 1,5%.

Pero la dirección por la que van los hechos y las intenciones parecen ser otros. Primero, porque la Junta aprobó un presupuesto para este año que representa un gasto un 1,1% superior al pasado. Y segundo, porque es la única comunidad que votó en contra del acuerdo de déficit. Ambos hechos han tenido lugar antes de las elecciones andaluzas, señalando su carácter electoralista.

Como hemos comentado otras veces, deberían modificarse las normas, estatales y regionales, para que la formación de los gobiernos después de las elecciones no se prolongue más de dos semanas. Más tiempo resultan una eternidad. IU quiere consultar a sus bases las decisiones que vaya a tomar: coalición, acuerdo, etc. Es de esperar que esto no prolongue más el proceso porque la situación en que se encuentra Andalucía es de emergencia.

Hay varias manifestaciones que apuntan a que la situación en que nos encontramos es de esa naturaleza. Por señalar la última, esta semana hemos sabido que en los últimos tres meses los tenedores extranjeros de deuda pública española han reducido su cartera en un 20%. Los inversores extranjeros están huyendo de nuestro país ante el riesgo de una intervención por parte de las autoridades comunitarias. Hablamos de temas muy serios, que ya están aquí.

No puede apelarse a un mejor comportamiento en el pasado desde el punto de vista fiscal para que el Gobierno Central sea más laxo a la hora de fijar un objetivo de déficit. En caso de aceptarse, cada comunidad esgrimiría alguna particularidad para elevar el objetivo. Por señalar una, los partidos catalanes están furiosos por el incumplimiento del criterio de inversión pública recogido en su Estatuto y que está alimentando el independentismo. Otras comunidades alegarían otras causas. Nos haríamos daño todas. Tampoco puede alegarse que el ajuste sea más suave. Estamos en mundo keynesiano, pero con unas restricciones financieras que el propio Keynes no contempló. Estamos en otro tiempo y la presión externa le exige a toda España el ajuste. Modificarlo supera completamente las posibilidades de Andalucía.

Ante este panorama, si los acuerdos de gobierno para lo que resta de año y legislatura radicalizan su posición corremos el grave riesgo de precipitarnos en una situación que nuestra generación no ha conocido.

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