La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El error de Tellado
Uno de los argumentos fundamentales de la retórica autonomista era -y es- que nadie mejor que los andaluces para proteger nuestros propios intereses en el sentido más amplio de la palabra (políticos, económicos, sociales, culturales, ecológicos…). La aprobación el pasado miércoles de una Proposición de Ley para ampliar en 1.400 hectáreas los regadíos en el ya muy sobreexplotado entorno de Doñana pone en evidencia hasta qué punto esa premisa es falsa.
Hoy por hoy podemos decir que el Parlamento andaluz no sólo no está velando por la conservación de Doñana, sino que es uno de sus mayores obstáculos. Por el contrario, son Bruselas y Madrid los poderes que se han convertido en la última esperanza de aquellos que creen que la perfecta conservación del Coto debería ser un elemento fundamental de la política medioambiental de la Junta de Andalucía (recuerden que ésta se compone de Parlamento, Gobierno y Presidencia), no sólo por cuestiones ecológicas, sino también por la dimensión simbólica de este espacio y -aunque esto le costará comprenderlo a más de un garrulo- por la belleza paisajística que aporta a nuestro territorio. No podemos seguir destrozando una tierra tan hermosa como Andalucía a base de invernaderos y promociones de pisos playeros. Vamos a terminar siendo ricos en medio de un basurero.
¿Para qué queremos una burocracia tan inflada y costosa como la Junta de Andalucía si no es capaz siquiera de proteger Doñana? Un día el PSOE quiere pasar un oleoducto por la zona, al otro los populares lanzan un globo sonda sobre el viejo proyecto de trazar una carretera por el Coto… Y, ahora, todos los partidos de la derecha (PP, Ciudadanos y Vox), con el apoyo de facto de la abstención del PSOE, aprueban esta Proposición de Ley que va a secar definitivamente el sediento Parque Nacional. Insistamos: ¿para qué queremos la Junta? No funciona la atención primaria en la sanidad, estamos a la cola en el informe Pisa, los mayores se mueren sin recibir la ayuda a la dependencia, seguimos siendo la región del paro y nos cargamos el paraíso. ¿Es esto "volver a ser lo que fuimos" como reza nuestro surrealista himno regional?
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