La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El éxito en Sevilla
Estamos a un punto de que uno de los guionistas de la Moncloa escriba eso de que España necesita un “cirujano de hierro”. Un cirujano de hierro que, por supuesto, pueda gobernar sin ese parlamento que se ha convertido en una rémora para el progreso de la España plurinacional. Lo de la necesidad de un líder fuerte para sacar a la patria del marasmo fue uno de los lugares comunes del discurso periodístico y político de finales del siglo XIX (Franco no surgió de la nada), cuando desaparecido Cánovas y en crisis su feliz sistema bipartidista, el parlamentarismo liberal comenzó a revelarse insuficiente para canalizar las nuevas fuerzas políticas y sociales surgidas de la industrialización (mucho más amplia y fuerte en nuestro país de lo que ha reconocido cierta historiografía contagiada del pesimismo cenizo de la Generación del 98).
Mientras tanto, antes de que el Iván Redondo de turno salga con eso del “cirujano de hierro”, expresión que se suavizará convenientemente, Sánchez está lanzando señales preocupantes sobre cuál será su política con la prensa díscola. Primero fue el control absoluto de medios públicos como RTVE y EFE, ahora le toca a la prensa privada, que es donde anida la bicha de una crítica que cada vez se le hace más inaceptable a este presidente con un ego entre adolescente y cesarista. Vale que las propuestas presentadas por Sánchez para la supuesta “regeneración democrática” son un refrito de normativas europeas ya vigentes con ocurrencias que probablemente no pasarán el arrecife del Parlamento. Pero es preocupante que Sánchez, cuya capacidad de enredar y provocar el malestar general está más que acreditada, se haya fijado en un sector que es uno de los pilares de cualquier democracia sin adjetivos.
Es curioso que el presidente que más ha mentido a la opinión pública (ahí están las hemerotecas) venga ahora con estas ínfulas reformistas. Aun así le otorgaremos un voto de confianza y supondremos que sus intenciones son buenas. Le daremos un consejo: empiece por lo más cercano. Es lo más lógico. Ahí tiene a RTVE, actualmente convertida en una burda herramienta de manipulación de progreso. Por poner solo un ejemplo: el programa de análisis político y tertulia de la noche, dirigido por Xabier Fortes, se ha convertido en una especie de NO-DO que solo pueden ver los muy convencidos sin que sus coronarias amaguen con una huelga definitiva. Empiece por lo cercano, presidente, que hay trabajo para rato.
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