La lluvia en Sevilla

Con nombre de mujer

Hay mujeres destacadas -y, con ellas, otros ejemplos de mujer- vinculadas a Sevilla que no están en el callejero

Que el Instituto Andaluz de la Mujer esté emplazado en la calle Doña María Coronel es un caso de justicia poética y de coherencia del azar", pienso para mí mientras espero en su antesala a que me arreglen un papel. Leo que, desde el inicio del confinamiento, el Instituto ha atendido en Sevilla a 2.600 mujeres, de las cuales el 59% acudieron por causa de la violencia machista, y no puedo dejar de imaginarme el agobio de María Fernández Coronel, señora principal de esta ciudad, fundadora de Santa Inés, achicharrándose la cara para que su acosador la dejara en paz, como cuenta la leyenda. Por analogía -por mujer extraordinaria y acosada- traspongo con la imaginación dos calles más allá, y pienso en Estrella Tavera, a la que no le pusieron calle sino a su hermano Bustos. Con el nombre de Santa Ángela -casi a la vera de Tavera- sí que rotularon calle. Santa Teresa tiene otra, embocando las Teresas, aunque le debe importar ocho cuartos, pues salió de aquí con el bigote arrugado y dando un portazo.

En esta mañana de junio, con el permiso del coronavirus y de ustedes, me paseo fijándome en las calles que llevan el nombre de mujer. Hay numerosísimas de la Virgen en sus múltiples advocaciones, cosa que me hace aún más confusas las cuadrículas de Los Remedios. También las hay de las santas patronas. Confirmado: vírgenes y mártires están aquí visibilizadas, como se dice ahora. Hay otras mujeres -y con ellas otros ejemplos de mujer- vinculadas a la ciudad que cuesta trabajito hallar en el callejero. Ver sus nombres es preguntarse por ellas. No sé si la calle Roldana va por Luisa o es cosa mía -como cosa mía es pensar en Machado, y no en la del agua, cuando paso por Doña Guiomar-, ni he sabido hasta hace un rato que Amalia Domingo Soler tiene una calle (¡olé!). No la tienen, que yo sepa, María de Estrada y sí en cambio Hernán Cortés; ni la costurera Ana López, ni María de Pineda ni otras sevillanas en el Nuevo Mundo que nos descubrió Eloísa Gómez-Lucena. Si Antonio Machado es un callejón sin salida, ¿qué puedo pedir para su abuela Cipriana? A Teresa Wilms la sacaron en procesión por estas calles, qué menos que dedicarle además una placita. Hace justo un año se presentó el estudio elaborado por el Ayuntamiento y la Universidad donde exponían que, de nuestras 4.500 calles, 448 tenían nombres de mujer, la mayoría de vírgenes y las demás mayormente de políticas y escritoras. Mi perversa ideología de género me nubla la razón y hace que me pregunte: ¿por qué hubo y sigue habiendo muchas menos mujeres destacadas y representativas que hombres en nuestra ciudad?; ¿somos inferiores o es más bien que existen importantes problemas de fondo?; de las que hubo ¿a cuántas se (re)conoce y qué modelos representan? A los datos y a los nombres -a la falta de los mismos- me remito.

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