Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

En la normalidad normal era de 'no hay billetes'

Seis meses después del último partido que se celebró con público, de nuevo un Betis-Madrid

Seis meses y veinte días después vuelve el Real Madrid a Heliópolis, pero sin público, sin aquella algarabía que provocó el gol de Tello que le daba el triunfo al Real Betis Balompié. Tras aquel día, ya nunca hubo público en los estadios españoles y así seguimos. Fue el último partido con gente en las gradas, como antesala de ese tiempo de confinamiento y crujir de dientes que todavía padece ese espectáculo, el mayor del mundo, que es el fútbol.

Es la de esta noche la tercera jornada liguera del Betis y segunda del Realísimo. Curiosamente, aquella noche del 8 de marzo estaba el equipo de Zidane descolgado y casi descartado para optar al título, pero el confinamiento le sirvió para cargar las pilas y para un final de Liga a paso de oca. Es ya agua pasada y hoy nos estalla en la cara un partido distinto, ya que este Betis de Pellegrini se parece al errabundo que dirigía Rubi como se parece un huevo a una castaña de la sierra huelvana.

La Liga no empezó bien para el Real Madrid, un equipo obligado a ganar siempre y que se dejó dos puntos en su debut easonense. Un conjunto que acusó la falta de gol que se le achaca desde el mismo día que Cristiano tomó rumbo a Turín. Casi todo queda a cargo de Benzema y de un defensa, de ese extraterresre que atiende por Sergio Ramos y que se entretiene en marcar tantos goles como evita como principal escudero de Courtois. Ellos dos y el portero son el sostén del Madrid.

Y con la guardia más alta de lo que acostumbraba anteriormente aguarda el Betis, ese Real Betis Balompié de Manuel Pellegrini que afronta su primer compromiso de envergadura tras derrotar a dos equipos que sólo aspiran a no bajar. Una pena que el santuario de los béticos no abra sus puertas a la enorme clientela que lo apoya. De siempre, éste fue un cartel de no hay billetes y hoy discurrirá con las voces de los futbolistas como única y dolorosa banda sonora de esta gran función.

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