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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El nuevo Espadas

La imagen centrada y dialogante que cultivó convirtió a Espadas en una referencia para Sevilla

Durante su primer mandato Juan Espadas se esforzó por ofrecer una imagen de moderación. Era capaz de relacionarse con los estamentos más diversos de la ciudad sin provocar rechazo en ninguno de ellos. Fue un alcalde cómodo para Sevilla, que podía ser bien visto por los vecinos de Los Remedios y por los de Parque Amate y en los dos sitios se le escuchaba y tenían crédito sus palabras. No le fue mal: de ser alcalde por una carambola política a pesar de perder las elecciones ha pasado ahora a serlo como cabeza de la lista más votada y ocupa el puesto con una autoridad indiscutible.

Todo hacía pensar que, en el segundo mandato, que está todavía empezando y que será el último si las cosas no cambian mucho, Espadas iba a profundizar en esa misma línea. Por razones de todo tipo: parece que la moderación y el pacto le gusta a la ciudad. Pero también porque había logrado ensanchar la base de votantes socialistas en distritos que se le resistían y, además, le dejaba a su presunto sucesor, sea quien sea, las cosas más o menos encaminadas.

Pero no ha sido así, sino todo lo contrario. A la primera oportunidad de mostrar cuál es el camino que va a seguir durante este segundo mandato en la Plaza Nueva, los Presupuestos para el año que viene, ha llegado a un pacto con la marca local de Podemos -si es que Podemos a estas alturas tiene marca local- negociado en secreto y sin ni tan siquiera haber hecho una oferta de acuerdo a Ciudadanos ni el PP. A estos efectos, Vox ni cuenta.

La principal diferencia entre los cuatro primeros años de Espadas y los que afronta ahora es que entre 2015 y 2019 apenas tuvo oposición. Con el Partido Popular lamiéndose las heridas y enfrentando en una guerra interna que lo sacó de la escena y Ciudadanos comandado por un portavoz que no tenía muy claro para qué estaba allí, el alcalde tenía un amplísimo margen de actuación sin que nadie le chistara. Ahora las cosas son diferentes. El PP con Beltrán Pérez ejerce la oposición todos los días, mejor o peor según los temas, y Ciudadanos con Álvaro Pimental tiene por fin un discurso propio en todos los temas relevantes de la vida municipal.

Las cosas han cambiado. Pero Juan Espadas hará mal si se escora demasiado olvidando que su imagen centrada y dialogante, sin por ello dejar de imprimir un sesgo marcadamente socialista a su gestión, es lo que lo ha convertido hoy en una referencia para Sevilla. Y será también lo que lo impulse si después del Ayuntamiento de Sevilla vienen otras aventuras políticas de mayor o menor enjundia.

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