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¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

¿Qué hay de nuevo, Mr. Ladrillo?

Las grúas han vuelto a colonizar el 'skyline' de Sevilla y ya nadie se acuerda del famoso cambio de modelo

En los años duros de la crisis, cuando los gráficos económicos caían como los suicidas del crack y las estaciones volvían a llenarse de emigrantes (aunque esta vez con diplomas universitarios en el macuto), se puso de moda aquello de que era necesario cambiar el modelo productivo, sustituir las hormigoneras por ordenadores, los tajos de los adosados por factorías tecnológicas y bla, bla, bla. Andalucía, según esta matraca, podía y debía convertirse en un Silicon Valley europeo, con cerebros de alto rendimiento en bermudas jugando al ping-pong en vez de encorbatados ejecutivos del ladrillo ahítos de tinto y carne. En cuanto un sencillo ciudadano se descuidaba y bajaba la guardia, llegaba algún político, profesor universitario o tertuliano radiofónico, ponía cara de Adam Smith y, sin dar tiempo al ingenuo, le disparaba a bocajarro aquello de "el necesario cambio del modelo productivo...". Las calles aún están llenas de los esqueletos de los incautos.

Sin embargo, en la penumbra de algunos bares siempre había algún economista viejo, algo amargado y clandestino, dispuesto a explicar, a cambio de una copa, que todo aquello eran "pamplinas" y que, en cuanto el ciclo económico lo permitiese, el ladrillo volvería a ser el motor económico. Ese momento ha llegado y la mitad del empleo generado en Andalucía durante 2018 fue gracias a la construcción y el negocio inmobiliario ( 59.500 ocupados ), según la EPA.

Las grúas han vuelto a colonizar el skyline de Sevilla. En los últimos tiempos vemos cómo se anuncian o proliferan en sus calles proyectos de envergadura, desde las ya muy avanzadas torres de Pineda Parque (90 pisos de relumbrón) hasta el pregonado convenio entre Metrovacesa y el Ayuntamiento para construir en Palmas Altas 2.870 viviendas, pasando por ese callado y preocupante cambio de escala que se está produciendo en El Porvenir. Aparte está ese estrés de palaustres que se observa en Los Remedios, donde se ha iniciado un proceso de profunda renovación demográfica e inmobiliaria. En la rive droit se ven de nuevo los tajos como en los años en que fue ese territorio sin ley urbanística que Manuel Ferrand retrató en Con la noche a cuestas, hace ya cincuenta años.

El ladrillo ha ha regresado y, como profetizaron los economistas dipsómanos, nadie se ha quejado. Ahora, el sobrecalentamiento económico, la temida burbuja, está en el turismo. Muchos la anuncian, pero nadie toma medidas. Algún día se podrán comprar o alquilar apartamentos en el Centro a precios de Los Pajaritos. Al mismo tiempo, algún cazador de incautos nos dará la tabarra con "el necesario cambio del modelo productivo". Y vuelta a empezar.

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