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La ciudad y los días

carlos / colón

El ocaso de las ideologías de partido

PARECE claro que el luminoso a la vez que oscuro sol de las ideologías se está poniendo. Lo profetizó en 1965, en un libro que dio mucho que hablar, El crepúsculo de las ideologías, Gonzalo Fernández de la Mora, un monárquico moderadamente liberal que también fue franquista con altos cargos, y miembro de prestigiosas instituciones suizas, norteamericanas o de la Unesco, y prestigioso diplomático, y próximo a los tecnócratas del Opus, y puntal del Abc de Torcuato Luca de Tena que tantos encontronazos tuvo con el Régimen; porque se podía ser todo eso a la vez en la tela de araña del Régimen sobre la que Franco se balanceó durante 40 años.

Como además de todo lo anterior Fernández de la Mora también era un intelectual nada tonto, licenciado en Filosofía Pura y Derecho con Premio Extraordinario de Licenciatura, formado en la Escuela Diplomática que posteriormente dirigió y Premio Extraordinario en el Examen de Estado, resulta que acertó aunque apuntara a otro objetivo desde una posición errónea. Son cosas que pasan. Si leemos a los intelectuales antimodernos del XIX y el XX -recomiendo la lectura de Los antimodernos de Compagnon, Exégesis de los lugares comunes de Léon Bloy (ambos en Ed. Acantilado) o Por qué soy católico de Chesterton (Ed. El Buey Mudo)- se descubre que algunos antimodernos o reaccionarios intuyeron malformaciones de la modernidad o procesos negativos que después fueron denunciados por la izquierda democrática y la intelectualidad progresista. Desde posiciones opuestas y apuntando a blancos distintos unos y otros acabaron dando en la misma diana.

Las ideologías sembradas en el siglo XVIII y crecidas en el XIX dejaron en el XX de ser ese "conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época…" que define la Real Academia para convertirse en sistemas rígidos, credos, adhesiones incondicionales, adscripciones fanáticas y razón suficiente para exterminar a quienes pensaran de otra forma o siquiera pensaran. Mucho de lo mejor, en cuanto a avances sociales, y todo lo peor, en cuanto a dictaduras y masacres, se lo debemos a ellas. Desde 1945 se ha ido evolucionando lentamente de las ideologías como sistemas rígidos a las ideas. ¿Y todo esto a qué viene? Pues, aunque les parezca raro, a cuento del artículo sobre Susana Díaz publicado ayer por el compañero Juan M. Marqués Perales. Mañana, espero, se entenderá.

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