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Tribuna Económica

gumersindo / Ruiz

Una oferta rica y un consumo pobre

EL Instituto Nacional de Estadística ha dado los datos del consumo minorista en junio, que está prácticamente estancado. El crecimiento año a año es cero y, si se corrige por efectos de calendario, un 0,2. Las estaciones de servicio y compras para el hogar son los sectores que mantienen este crecimiento, pues todo lo demás es nulo o negativo. El pequeño comercio es el que más sufre, así como las grandes cadenas, destacando en positivo las grandes superficies y, sobre todo, las pequeñas cadenas. Andalucía crece algo por encima de la media, un 0,4, y la Comunidad de Madrid cae más de un 2%.

Las cifras con las que, de vez en cuando, se pretende dar la sensación de recuperación de la economía, hay que verlas en la perspectiva del fuerte deterioro que llevamos sufriendo. Si tomamos como base 100 el año 2010, el índice de las ventas minoristas, quitando el efecto de las subidas (o bajadas de precios) estaría hoy en 83 para la media española, y Andalucía en 81. Sólo las grandes cadenas se acercarían al 100, o sea, estarían prácticamente igual que hace cuatro años. Los demás modos de distribución aparecen todavía casi un 20% por debajo en cuanto a ventas.

Podemos dar algunas ideas en torno a lo que sucede en el consumo. Una, que hay una diferencia entre la oferta minorista y la demanda por parte de una población que está fuertemente endeudada, con escasas perspectivas de empleo y de mejora en sus rentas. Dos, lo anterior se refleja en los precios al consumo, que son prácticamente cero en España, aunque aquí hay que considerar la caída de los precios de materias primas energéticas y de los alimentos. Tres, el comercio depende fundamentalmente del consumo nacional, y la demanda por parte del turismo extranjero es sólo una pequeña parte del total de la demanda agregada.

Cuatro, aun así, hay escasa innovación en el comercio, que vivió una transformación en los años ochenta y noventa, pero hoy todos los centros de las ciudades, y fuera de ellas, calcan la misma oferta, lo que no resulta atractivo para el turista. Cinco, la auto-reforma fiscal del Gobierno tiene como única finalidad relanzar el consumo, bajando retenciones y facilitando la liquidez, pero con una deuda pública de un millón de millones de euros, esto se ve como un gesto con pocas posibilidades de mantenerse. Por último, es interesante destacar, más allá del consumo minorista, que la media de las 26 empresas del Íbex que han presentado cuentas aumentan el beneficio trimestral en un 8%, pero sus ventas han caído en un 7%. Para el Eurostoxx 50 en Europa han caído tanto los beneficios como las ventas.

Quizás parezca - y es así desde hace años- que mi visión de los hechos económicos es pesimista, pero el peor servicio que puede prestar un analista, un economista, o un político, es mirar datos aislados, sin perspectiva, y crear falsas ilusiones. Así, y con una insoportable complacencia, no se genera confianza, sino con acciones que la gente entienda como solidarias, pero sobre todo que vea eficaces; y para ello tienen que tener una ambición en correspondencia con la gravedad de los problemas que vivimos.

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