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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Para no olvidar qué es Europa

De la Constitución de Solón a la Declaración de los Derechos del Hombre algo ha hecho Europa por las libertades

Celebré el 14 de julio oyendo A París dans chaque faubourg cantado por Lys Gauty, una de las más bellas canciones de la historia de la música, compuesta en 1933 por Maurice Jaubert para la película 14 de julio, de René Clair, quien escribió la letra. Después seguiré oyendo a Gauty, a Marguerite Boulch Fréhel, a Lucienne Delyle, a la Piaf, a Montand… Celebrando lo mucho que Europa debe a Francia y lo mucho que el mundo debe a Europa. Digámoslo en estos tiempos de complejos. Porque de la Constitución de Solón en el 594 a. C. a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 algo ha hecho Europa por las libertades en beneficio de toda la humanidad.

Permítanme recomendarles, a propósito de estas cosas, un libro que promete ser una lectura apasionante para el verano: Los europeos, de Orlando Figes (Taurus). Aún no lo he leído. Pero Figes es un tipo por el que se puede poner la mano en el fuego y los ojos en un libro sin riesgo de aburrirse o decepcionarse. Esta confianza está avalada por su excepcional trilogía sobre la Rusia de los siglos XIX y XX formada por El baile de Natacha, La revolución rusa y Los que susurran, uno de los mejores, por más documentado y sobrecogedor, ensayos sobre el terror y la resistencia en tiempos de Stalin. Veo el libro cerrado con la golosa confianza con que se contempla el escaparate de una confitería -La Campana, por ejemplo- que nunca nos ha defraudado.

Como tantos grandes historiadores ingleses, Figes no hace ascos a la divulgación seria. Tiene el don de narrar lo que cuenta sin trivializarlo, dar información sin saturar y entretener sin simplificar. Su libro ofrece el atractivo añadido, para quienes amamos la cultura en la más amplia acepción de la palabra, de ocuparse de la cultura popular moderna. "En el núcleo del libro reside la nueva relación entre cultura y capitalismo que se desarrolló en el siglo XIX -escribe en la introducción-. Se ocupa tanto de la economía de la cultura como de las formas de arte que funcionaron como negocios". Ello incluye no solo la mal vista cultura de masas sino, por ejemplo, las relaciones entre el exigente Flaubert y el editor Michel Lévy, que tuvo bajo contrato también a Baudelaire, Dumas, Hugo o Balzac.

Una obra importante para no olvidar que la grandeza de Europa es ser un espacio de transferencias entre culturas a la vez arraigadas y abiertas.

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