Remueve las entrañas de ese bético que sólo quiere que el Betis gane lo ocurrido la noche del martes 29 de septiembre en el centro geográfico de la vieja Iberia. Aquel 3-0 que el Getafe le endosó al Betis ante la estupefacción de Manuel Pellegrini fue una vergüenza que llevó al club verde, blanco y verde a los sótanos del curso. Con sólo cuatro tiros a puerta, el Getafe se iba al descanso con el resultado que sería definitivo.

En este primer viernes de Cuaresma la situación ha cambiado para ambos. El Betis superó los traumas con el Barça y el Athletic para lograr lo que hacía tiempo no conseguía, ganar en Villarreal. El Getafe, que es un hermoso ejemplo de supervivencia y de vida por encima de sus posibilidades, está sumido en un calvario que se hizo insoportable con la entrada de Djené hace dos jornadas en la otra punta de la ciudad, a la par que su técnico es acosado de forma generalizada.

Está claro que el panorama es muy distinto al de aquella noche septembrina y, por ejemplo, aparece un dato tan objetivo como el de los números que arroja la tabla. Nueve puntos distancia al Betis del equipo madrileño, lo que es síntoma inequívoco y demostrativo de cómo separaron sus caminos. Hoy, sin Bordalás en el banquillo por haber caído en la provocación de un futbolista rival, llega la que fuera abrupta tropa con la intención de recobrar algo que parecía en su ADN.

Y aguarda un Betis que ha de recomponer la defensa una vez más. El triunfo del domingo en La Plana ha hecho que Europa no parezca ya una utopía inalcanzable, pero siempre con el cuidado que procede por una historia repetitiva en sus diferentes capítulos con la sima y la cima como protagonistas. Primer viernes de Cuaresma y sólo cabe desear que la noche no sea penitencial. Las historias más recientes con el Getafe invitan a la cautela, conque a ver con qué Betis nos topamos.