Tribuna Económica

gumersindo / Ruiz

D onde nadie había ido nunca

ESTA expresión de La Guerra de las Galaxias señalaba un lugar en el espacio-tiempo donde los humanos jamás se habían aventurado. Ahí van los bancos centrales, a una zona cero de tipos de interés, liquidez para el sistema financiero, y compra de deuda pública y privada, para salvar la galaxia económica; una expedición sin precedentes contra las fuerzas de la recesión y el paro, que está sirviendo para salvar las bolsas y las deudas, creando una burbuja de dimensiones siderales.

Nadie como Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal norteamericana, lo ha dicho tan claro. Si el crecimiento y el empleo van mal, seguirá la política de bajos tipos, liquidez y compra de deuda, con lo que la Bolsa mantendrá las subidas (ya van tres años); si la economía va bien, aplicará la misma política para evitar que recaiga. En cualquier situación la subida de la Bolsa está asegurada. Con la excepción de los países emergentes, las bolsas en el mundo están este año en positivo. En Japón, apoyada en su banco central sube ya un 33%, en Estados Unidos un 12%, un 9% en Gran Bretaña, un 3% en el área del euro, incluida España. Los bancos centrales han multiplicado por tres sus balances en la crisis, y en ellos se encuentra de todo: deuda pública y privada, hipotecas, préstamos a bajísimos tipos de interés; en su pasivo, liquidez que sobra a los bancos, y reservas, prácticamente sin remuneración.

Cualquiera con un cargo político que se complazca porque está pagando bajos intereses por la deuda, no sabe lo que tiene entre las manos. Que España pague sólo un 4% por la deuda a 10 años, Grecia un 11%, cuando hace nada estaba prácticamente en situación de insolvencia, o que Ruanda acabe de colocar una emisión al 7%, no son buenas noticias, sino los síntomas de una situación completamente artificial de intervención por parte de los bancos centrales.

Bajando a la tierra, si nos preguntamos qué reporta a España, a Andalucía, este despliegue monetario y financiero, hay que contestar que muy poco, pues lo único que de verdad nos importa es la reducción del paro. Hay un clamor entre los economistas no fanáticos, y con conocimiento y capacidad para desarrollar un pensamiento complejo, por que se apliquen en los países europeos políticas económicas diferenciadas, dentro de unos objetivos y una estrategia común.

No puede tratarse igual la creación de empleo en España, ni en Andalucía dentro de España, que en Alemania o Francia, y los mercados locales no responden de la misma forma a los estímulos o políticas; las reformas que se hicieron en Alemania por un gobierno socialdemócrata, en determinado momento y circunstancias, y en un contexto empresarial, laboral y demográfico concreto, tienen poco que ver con cargar ahora a España de impuestos, empobrecer la sanidad y la educación, limitar el desarrollo de la tecnología y el conocimiento, deteriorar las infraestructuras, y meter el sector inmobiliario en un pozo sin fondo. La política galáctica de los bancos centrales está muy bien, pero aquí necesitamos líderes intrépidos e imaginativos, capaces de plantear y conseguir en la Unión Europea líneas de acción creadoras de empleo.

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