LA gente se pone a hablar de un asunto supuestamente relevante aunque nada ni nadie lo haya planteado, y al final los mismos que lo niegan se encuentran dando vueltas a ese asunto del que todo el mundo habla. Rivera lo ha dicho bien claro, ni se le ha pasado por la cabeza exigir la cabeza de Rajoy -valga la redundancia- a cambio de dar su apoyo al PP para que gobierne. Pero en esta campaña electoral se habla de la operación Menina como si se diera por hecha. Consistiría en un acuerdo para hacer a Soraya Sáenz de Santamaría presidenta. Una propuesta que sería mejor acogida por los votantes de PSOE y Ciudadanos que el tripartito, del que también todo el mundo habla y que sí se ha barajado en los círculos próximos a Rivera y Sánchez. Aunque los socialistas y Ciudadanos tiran balones fuera diciendo que la idea del tripartito PSOE, Ciudadanos y Podemos es cosa del PP, que trata de envenenar el escenario electoral.

Siendo inexistente la operación Menina, es evidente sin embargo que la vicepresidenta está en el ojo del huracán. En el PP no se pronuncia la palabra relevo, como si fuera una palabra apestada, pero hasta hace unas semanas se hablaba de la sucesión de Rajoy de forma más o menos velada, y se mencionaban nombres como el de Soraya, Cospedal, Núñez Feijóo e incluso Pablo Casado. Pero desde que se fijó la fecha electoral nadie pone en cuestión a Rajoy, ni en público ni en privado, y con toda seguridad chocarían en hueso los que pretenden desalojarle de Moncloa si gana.

Como ocurre en otras ocasiones, son ciertos periodistas los que colocan en el terreno de juego una posible operación que no se ha planteado, quizá porque aún no es el momento de plantearla. Y ponen como ejemplo lo ocurrido en La Rioja, cuando el PP cedió a las exigencias de C's, dispuesto a apoyar a un presidente del PP pero no a Pedro Sanz. Que renunció. Pero ni Rajoy es Pedro Sanz ni el PP puede estar a lo que quiera C's o cualquier otro partido. Sólo faltaba que desde fuera impusieran sistemáticamente el presidente que quiera Rivera o cualquier dirigente de otro partido. La operación Menina tiene un nombre sonoro, y además es identificable; quien no sepa nada sobre ella sólo escuchar "menina" presupone que se habla de la vicepresidenta, de estatura pequeña pero de talla grande políticamente hablando. Y de lealtad incuestionable a Rajoy.