La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Las orejas para un no a tiempo

Algún que otro sesudo, espécimen que no suele abundar, afirma convencido de que uno de los puntales para el éxito consiste en decir que no. Por supuesto que, como todo en la vida, se refiere a decir que no en su momento, a tiempo de que no te cojan la oreja. Y efectivamente así es. Decir que no por costumbre es una estupidez de claro efecto boomerang, pues hay ofertas que no tienen sentido ser rechazadas y pueden volverse en contra, pero decir que no como mi admirado Antonio Burgos le ha dicho a los del cambio, o presunto cambio, es digno de alabanza. Después de casi cuarenta años viendo la cantidad de cogecosas galardonados, a buenas horas, mangas verdes con la milonga. Pero no es tan fácil decir no a un caramelo que no tiene por qué estar envenenado, claro que no, de ahí que desde aquí saque mi pañuelo en petición de las dos orejas para el diestro.

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