Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Dos órganos para ir juntos, pero no revueltos

Las relaciones entre la Liga y la Federación no fueron nunca pacíficas, pero jamás tan malas

Indudablemente es mejor para el aficionado que el partido sea a las nueve de la noche del domingo que a esa misma hora del lunes, por supuesto que mucho mejor. Eso está claro como el agua clara, pero que es malo de absoluta maldad el cisma entre los dos órganos que rigen nuestro fútbol no admite ningún tipo de dudas. Y es que el cisma ya es una realidad, tras la reunión de ayer entre los 42 clubes que forman el fútbol profesional.

Cuando en 1984 se creó la Liga de Fútbol Profesional, lo más lejano en el pensamiento era la colisión. Era un órgano de nuevo cuño que se creaba con el fin de que el fútbol profesional caminase paralelamente al resto, sin tocarse ni cruzarse. Era el mecanismo adecuado para salvaguardar intereses de distinto tenor, aunque ya en sus orígenes causaba cierto sarpullido en Alberto Bosch 13, que era donde se encontraba la sede de la omnímoda Real Federación Española.

En un principio, el nuevo organismo estaba dirigido por dos presidentes de clubes, Manuel Vega Arango y Gerardo Martínez Retamero, con el asesoramiento profesional de Jesús Samper. Con Pablo Porta presidiendo la Federación, aquello echó a andar con las consabidas susceptibilidades federativas, pero fue saliendo adelante atravesando etapas más o menos placenteras de la mano de Antonio Baró, de Pedro Tomás y de José Luis Astiazarán para que en 2013 llegase Javier Tebas.

Y el letrado oscense entró como un torbellino que se llevó por delante a un Ángel Villar que empezó mirando hacia otro lado para acabar laminado por sus propias circunstancias. Ahora, con Luis Rubiales, la paz no parece posible y ahí andamos a sólo cuatro días para que todo eche a andar con el Athletic-Barça. Dos órganos pensados para ir de la mano han entrado en un enfrentamiento nocivo para el espectáculo mayor. ¿Cómo acabará todo esto? Quién sabe, qué mal todo.

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