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LA fracasada huelga general contra la reforma del mercado de trabajo y la crisis de Gobierno efectuada por el presidente Zapatero abrieron un otoño político en el que no se vislumbran soluciones a la crisis económica ni mejora del clima político. La proximidad de diversas elecciones (catalanas este mes, municipales y autonómicas en mayo de 2011 y generales en la primera parte de 2012, si se agota la legislatura) no ayuda, sino todo lo contrario, al entendimiento de los partidos políticos en liza, más pendientes ya de encontrar fórmulas para desgastar el adversario que de construir un proyecto ilusionante para la remontada que el país necesita. Lo que crece entre los ciudadanos es precisamente la desilusión. Es significativo que los sondeos de opinión coincidan en un rechazo general a los políticos, considerados ya como uno de los principales problemas de España, que lo mismo abarca al presidente del Gobierno que al líder de la oposición. Uno y otro, Zapatero y Rajoy, focalizan el malestar de la gente, que los puntúa negativamente y les endosa una valoración cada vez más negativa. Tiene lógica, sin embargo, que sea el Gobierno el primer damnificado por este malestar, y eso hace que las encuestas señalen de manera unánime una pérdida de expectativas de voto de los socialistas paralela al aumento de las del Partido Popular. Ello ocurre tanto a nivel nacional como en Andalucía, según comprobamos de nuevo en las encuestas de estos días, tanto las oficiales como las de grupos de comunicación. La distancia entre PP y PSOE se sitúa en torno a los siete puntos y, lo que es más importante, tiende a consolidarse. Lógicamente, estamos hablando de una tendencia general, que ha de pasar pruebas importantes: el efecto Rubalcaba, los resultados de las elecciones parciales antes citadas, la evolución económica... Pero la impresión dominante es que el segundo mandato de Zapatero terminará en agonía irremediable y que en Andalucía la duda no está ya en qué partido obtendrá la mayoría en las autonómicas, sino en si la mayoría del Partido Popular será suficiente para poder formar gobierno o si el PSOE podrá aliarse con IU, como hizo antes en dos legislaturas con el PA, para continuar en el poder en una región que ha estado dirigiendo durante treinta años. Por ahora la situación está estancada en la comunidad, aunque unos están crecidos y otros no paran de sufrir crisis y contratiempos.

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