Amedida que avanza la investigación en torno a las supuestas irregularidades denunciadas en Mercasevilla, llevada por la juez Mercedes Alaya con exquisita prudencia y rigor, se abre paso el convencimiento de que estamos ante una red recaudatoria perfectamente organizada, que obligaba a pasar por caja a todos los que hacían negocios con la empresa. Las últimas revelaciones en torno a las donaciones efectuadas por la constructora Sando a la Fundación Mercasevilla, tras hacerse con la opción de compra de los terrenos, es esclarecedora sobre las tácticas que empleaban los directivos ahora imputados. La investigación todavía puede deparar muchas sorpresas sobre quiénes pagaban y para qué.

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