La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

En un país multicolor

Identifican al PP, Cs y Vox con el blanco y negro para oponerle el país socialista multicolor de la abeja Maya

Al presentar los Presupuestos Generales aprobados por el Gobierno la señora Celaá dijo que servirán para "caminar hacia el futuro", "rescatar derechos", "blindar libertades" cuestionadas por otros partidos y "huir del pasado en blanco y negro del que algunos estos días están teniendo bastante nostalgia". Dejo de lado la tontería de caminar hacia el futuro (dado que es imposible hacerlo hacia el pasado) y la exageración de considerar que se han secuestrado derechos y cuestionado libertades (salvo que se refiriera a Cataluña, lo que no creo dado que el Gobierno les está comprando con el dinero de todos los españoles el apoyo a los presupuestos). Y me centro en lo del pasado en blanco y negro.

Se trata de una exagerada, cateta y peyorativa licencia poético-política. Exagerada porque el pasado no fue en blanco y negro. Lo son algunos documentos filmográficos o fotográficos, por lo que tan en blanco y negro son los testimonios de la Segunda República como los del primer franquismo. Todo era en blanco y negro antes de que se impusiera el color. Y la historia de España no salta del color progresista al blanco y negro reaccionario, de los años en colores de González, Zapatero y Sánchez a los años en blanco y negro de Suárez, Aznar y Rajoy. No señora mía, no. Todo es de color, como cantaba Lole, porque la política puede mucho, pero no alterar la percepción cromática o decolorar la realidad.

Sí, ya sé que usted pretende identificar al PP, Cs y Vox -el trío infernal- con la España franquista, el blanco y negro de Cifesa y el Nodo e incluso de las pinturas negras y los grabados de Goya, en consonancia con lo que su jefe, sin miedo a la exageración, dijo ayer en Barcelona: "Se están poniendo en cuestión avances que hemos tardado siglos en conseguir". Para oponer a tanta oscuridad un país del PSOE tan multicolor como el de la abeja Maya.

Pero no es esta licencia político-poética lo que encuentro más irritante, sino el desprecio del blanco y negro como símbolo de lo viejo, pasado, caduco, reaccionario, involucionista y casi totalitario. ¡Medio siglo de cine y fotografía se ha cargado la señora Celaá! Ya comprendo por qué ninguna cadena, pública o privada, programa películas en blanco y negro. Yo creía que era por miedo a perder espectadores, dado como está el nivel cultural medio que la nueva reforma educativa empeorará aún más. Pero resulta que es porque no quieren parecer retrógradas.

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